Conceptos

 

De Enrique Peña Nieto se espera certeza, claridad y, sobre todo, esperanza fundada


Si uno lee los Informes de Gobierno de Adolfo López Mateos no va a encontrar ninguna cifra. Eso lo dejaba en los anexos para ser consultados por quien tuviera interés en algún aspecto particular de la gestión pública. El presidente hacía reflexiones conceptuales y trazaba con toda claridad el rumbo del país, sus textos están llenos de profundidad política, y al leerlos es fácil entender aquel México. En su tiempo fue sujeto de críticas por ese acierto, era una manera de tranquilizar a sus gobernados, quienes sabían por dónde irían las acciones del régimen. Sin quererlo, o tal vez con esa intención, escribió textos de historia.

Lo mismo pasa con los discursos del general Cárdenas y de Reyes Heroles. No desperdiciaban espacio refiriendo numeralia, para eso estaban los técnicos, las cifras eran trabajo de sus colaboradores que, ellos sí, debían estar siempre con el dato exacto al momento de requerirlo.

No en balde se convirtieron en clásicos de la política mexicana, de lectura imprescindible para entender su época.

Por desgracia, esa clase dirigente de buena pluma y hondura conceptual se fue diluyendo hasta casi desaparecer, hoy se cuentan con los dedos de una mano los buenos tribunos, los oradores capaces de inyectar ánimo en un pueblo decaído. Se ha caído en el discurso fácil y vacío, carente de orientaciones y esperanzas.

Ojalá el presidente Peña Nieto retome esa escuela. Se le da bien el diálogo sin libreto establecido, lo he visto interactuar fuera de protocolo con jóvenes, mujeres y otros públicos y salir con buena imagen. No necesita recurrir a las cifras cuando se dirige a sus gobernados. Del mandatario se espera certeza, claridad y, sobre todo, esperanza fundada. Que sus funcionarios divulguen los datos numéricos. Él debe dar conceptos.