La conexión rusa sigue cobrando víctimas
Primero fue el general Michael Flynn, consejero presidencial de seguridad nacional de Donald Trump el que se vio envuelto en un escándalo por haber mantenido contactos con altos oficiales rusos durante la campaña electoral presidencial y haber mentido sobre ello.
El asunto derivó en la inevitabilidad de su renuncia y su consecuente separación de la administración del controversial magnate. Ahora parece tocar el turno a Jeff Sessions, titular del Departamento de Justicia, el fiscal general pues, del que información recientemente filtrada confirma que se reunió al menos en dos oportunidades con el embajador de Rusia en Washington, Sergei Kysliak, durante la campaña electoral en los momentos de mayor agresividad de los ciberataques rusos contra los servidores del Comité Nacional Demócrata, hecho que a pesar de la evidencia, el homófobo, racista y ultraconservador secretario de Justicia sigue negando enfáticamente. En entrevistas a distintos medios, Sessions ha dicho que no se ha reunido ni hablado con ningún ruso en ningún momento para discutir nada.
En este sentido, al final de cuentas uno le puede decir a la prensa lo que sea sin que haya mayores consecuencias, sin embargo, ocurre que durante las audiencias para su confirmación como fiscal general llevadas a cabo en el Senado, Sessions declaró esto mismo pero bajo juramento, por lo que de confirmarse las reuniones con el embajador ruso, el secretario de justicia habría incurrido en perjurio. Es por todo lo anterior que mientras que los demócratas exigen su renuncia inmediata, buena parte de los republicanos incluido Paul Ryan, el presidente de la Cámara de Representantes, han declarado que Sessions debe retirarse de la investigación para que ésta pueda realizarse con normalidad. En cualquier caso, no puede descartarse que Sessions sea la segunda baja de alto nivel del gabinete de Donald Trump en menos de dos meses de administración.
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