Abriendo el abanico

 

De la producción pasamos a la inversión directa, y de la inversión directa a la competitividad del país


(Primera de tres partes)

De 1934 a 1982 (ocho sexenios, de Cárdenas a López Portillo) el crecimiento promedio anual, sexenal, de la economía mexicana fue de 6.1 por ciento. De 1983 a 2012 (cuatro sexenios, de De la Madrid a Calderón) fue de 2.3 por ciento.

A lo largo de la primera mitad del sexenio de Peña Nieto (2013-2015) el crecimiento promedio anual de la economía fue 2.0 por ciento. Durante el primer y segundo trimestre del 2016 el crecimiento fue 2.4 y 2.5 por ciento.

De 1983 a la fecha uno de los principales retos (¿el principal?) en la economía mexicana ha sido recuperar el crecimiento elevado (no menor al 6.0 por ciento) y sostenido (que el promedio anual no sea menor al 6.0 por ciento), crecimiento que se mide por el comportamiento de la producción de bienes y servicios de consumo final, el Producto Interno Bruto, PIB, que es la dimensión cuantitativa del progreso económico, definido como la capacidad para producir más (dimensión cuantitativa) y mejores (dimensión cualitativa) bienes y servicios, para un mayor número de gente (dimensión social), dimensión cuantitativa del progreso económico que es la causa, por el lado de la oferta, de la reducción de la escasez y, por ello, del aumento en el bienestar.

¿De qué depende el comportamiento del PIB? De la inversión directa, ID, que es todo gasto destinado a producir más, por lo que abre nuevas empresas, produce más bienes y más servicios, crea nuevos empleos, y le permite, a quienes obtienen esos empleos, generar ingresos. ¿Y de qué depende la ID que se realiza en un país? De la competitividad de ese país, CP, definida como la capacidad de esa nación para atraer, retener y multiplicar inversiones directas.

¿Qué tenemos? Un abanico que se va abriendo, mostrando cada vez más variables. De la producción pasamos a la inversión directa, y de la inversión directa a la competitividad del país. Hay que elevar la competitividad, para atraer más inversiones directas, para producir más, para crecer más. El abanico se abre.

Continuará.

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@ArturoDammArnal