Cuando despertó, la presidencia del gobierno ya no estaba ahí

 

Tan pronto como los tribunales españoles dieron a conocer las sentencias de prisión a los principales involucrados en el escándalo de corrupción del caso Gürtel, las horas de Mariano Rajoy como presidente del gobierno estaban contadas


Vaya cambios que hemos visto en la escena política española en un tiempo récord. Tan pronto como los tribunales españoles dieron a conocer las sentencias de prisión a los principales involucrados en el escándalo de corrupción del caso Gürtel, las horas de Mariano Rajoy como presidente del gobierno estaban contadas.

Al extesorero del Partido Popular Luis Bárcenas le cayeron 33 años de prisión, a su esposa 15 años y a la eminencia gris de todo el asunto Francisco Correa, 51 años. El asunto aquí es que dentro de la investigación y sobre todo dentro de las conclusiones que acompañaron la sentencia, la autoridad judicial señaló que el testimonio dado en su día por el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, carecía de credibilidad.

Resultaba difícil asumir pues que Rajoy no supiera nada de la financiación ilegal en la que había venido incurriendo su partido y mucho menos que no se hubiera beneficiado de ella.

En cualquier caso, todo el escándalo derivó en una moción de censura en el Congreso de los Diputados que prosperó y con ello derribó al gobierno de Rajoy. El asunto adquiere dimensiones históricas si consideramos que se trata de la primera moción de censura que se traduce en la caída de un gobierno en toda la historia de la democracia española. Con esto el socialista Pedro Sánchez se convierte en el séptimo presidente del gobierno desde la transición y le tocará encabezar una variopinta coalición de gobierno que tendrá que sortear un día sí y el otro también la inevitable amenaza de la ruptura.

Sánchez quería ser presidente del gobierno a como diera lugar y para ello estuvo dispuesto a aliarse con quien fuera. Al margen de todo ello, en España se originó una lección para quien quiera aprenderla. ¿Una lección de pulcritud? Desde luego que no. Surgió una lección de ausencia de impunidad. Al menos en el caso de la administración Rajoy, quien la hizo, la pagó.