Cuando el silencio ayuda a encontrar vida

 

El tiempo no se detiene, ni tampoco las muestras solidarias


No es lugar común que muchas personas hablen de que el país ha cambiado con las calamidades que sufre. Terremotos, huracanes, políticos ladrones y corruptos, aquellos que callaron y que el clamor y ejemplo social ha obligado a salir, a la repatriación de exgobernadores ladrones que ni por la más mínima vergüenza se han sumado a donar lo que se robaron. A mostrar un pueblo unido que rechaza a políticos protagonistas que se cuelgan de la tragedia para buscar reflectores.

Cada minuto a partir del terremoto del 19 de septiembre se suma haciendo una montaña de tiempo. Ése que nada ni a nadie perdona. El que tiene en su área de tránsito el destino de aquellos que quedaron con vida debajo de escombros.

Aquellos que con la esperanza de que logren rescatar a sus familiares, se han hecho de piedra afuera de los derrumbes. El tiempo que no se detiene como tampoco se detienen las muestras solidarias que, además, de varios países del mundo concurren en nuestro auxilio.

La ayuda que no cesa, de pronto escasea por horas, por tiempo. Luego, al igual que demandas de herramientas, guantes, rodilleras, cascos, todo lo que sirva, llega. Pero el tiempo es severo: educa, somete, castiga y, por otra parte, en muy menor escala, premia.

EL LARGO CAMINO DE RECUPERARNOS

El camino de la recuperación es largo, muy largo y costoso. No acepta debilidad, no permite depresión, no da espacio ni a pillos ni a oportunistas. Es como se ve en la fuerza de la unidad, un trabajo constante, hasta agotar a unos, que dan paso a otros que los relevan y así sucesivamente.

Los centros de acopio, albergues, decisiones de rescate, remoción de escombros, recuperación de cuerpos, salvamento de los que aun a más de 45 horas puedan estar vivos. Las heridas no sanan si no se dejan de tocar. Pero sanan curándolas constantemente. Limpiándolas.

TRAGEDIA QUE EXHIBE A POLITICOS

El Jefe de Gobierno de la Ciudad de México ha desarrollado una titánica labor de decisiones, resistencia, reforzamiento de medidas preventivas, coordinando a gobernadores, y coordinándose con instancias federales. A él no lo han abucheado como penosamente le ocurrió al secretario de Gobernación, a quien materialmente echaron a gritos y abucheos de una zona derruida. Se tuvo que ir. La gente estaba subiendo de tono su rechazo que si bien es injusto, da espacio a que reventadores de la política y los políticos hagan sus protagonismos. No han abucheado al presidente Peña Nieto. Y, por ejemplo en Oaxaca, al gobernador Alejandro Murat, cuando estaba en uso de la palabra en Juchitán, un tipo le gritaba reclamando sin dejar oír a la gente hasta que Murat le gritó: ¡cállese, cabrón, que estoy hablando yo!

Pero son hechos y datos registrados en el tiempo de esto que es lección de la naturaleza contra la que nadie puede hacer más que prevenir. A seguir unidos, ayudando a quienes lo necesitan. A no difundir mentiras o rumores. México está harto de rumorólogos, salvadores de la patria y en poseedores de la verdad.