De nuevo, la geografía de culpa

De nuevo, la torpeza del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de cerrarse a la realidad de que son los norteamericanos los más consumidores de drogas en el mundo, lo hace culpar a México de ese cáncer de décadas en la tierra del Tío Sam, que le pide que detenga el tráfico de drogas que tanto afecta a su país, donde la marihuana –autorizada en varios estados– es sembrada, cosechada, acondicionada y consumida de manera natural, es decir fumada. Pero también en pasteles, sandwiches, muffins y otros postres.

Pero la marihuana es hoy quizá lo menos importante de lo que se meten los gringos en cocaína, heroína y ahora con medicamentos muy potentes indicados para el dolor, pero que en sobredosis ocasionan dependencia y muerte, como sucedió en 2017, con 60 mil estadounidenses.

México respondió a través del canciller Luis Videgaray Caso, quien en un tuit le recordó a Trump que el combate a las drogas es una tarea conjunta y no una geografía de la culpa.

En alguna ocasión, el entonces presidente Lyndon B. Jhonson, increpó al presidente de México, entonces Gustavo Díaz Ordaz y le dijo “que México era el trampolín de las drogas”. A lo que GDO le respondió: “sí, porque ustedes son la alberca”.

Y por si fuera poco lo anterior, de nuevo, la geografía de la culpa, donde yo te acuso de que tú me envías las drogas que acá se consumen y hasta hoy, nunca ha sido detenido en Estados Unidos algún capo de la droga con todo y que hay allá más de 138 cárteles de los enervantes, que son no pocos.

Donald Trump está decidido a hacer lo que sea, incluyendo una guerra, aunque sea comercial con el mundo y ayer anunció 25 por ciento de arancel al acero y 10 por ciento al aluminio.

Las amenazas en este sentido del calificado como un caso patológico de psiquiatra, Donald Trump, se hicieron realidad ayer con el anuncio del inquilino de la Casa Blanca, el presidente número 45 de la Unión Americana.