De nuevo septiembre

 

El tema se convirtió en un tabú que vino a romper un grupo sudamericano


Tengo el 19 de septiembre en la cabeza, ahí donde arde la memoria, desenterrando canciones que fueron resultado de una gran sacudida. El sismo de 1985 supuso el nacimiento de una nueva generación de músicos que volvieron a contar historias.

Quizás el fallecimiento de Rodrigo González –quien había avanzado en el arte de narrar con su lira la vida cotidiana de la capirucha–  influyó de alguna manera.

Lo más seguro es que muchos de esos músicos de finales de los años 80 y principios de los 90 tomaron un poco o mucho de lo que vieron en las calles, los días posteriores al día del temblor.

El tema se convirtió en un tabú que vino a romper un grupo sudamericano. “Despiértame cuando pase el temblor” fue la frase que caló en el ánimo de una generación en busca de alivio de luto, mejor si venía de una expresión no relacionada con lo ocurrido, pero del alguna forma conectada con la desgracia mexicana.

Como entonces, los músicos ha salido a apoyar para rescatar a los atrapados, para llevar despensas y herramientas, algunos lugares han sido habilitados como centros de acopio. Los festivales fueron suspendidos en la Ciudad de México, pero la población no está para ello.

Sólo para los niños merece la pena el trabajo que desarrollan cuentacuentos y artistas dedicados a trabajar con los peques.

La sociedad organizada cambió su paradigma, como entonces las televisoras han quedado desacreditadas, eso no es novedad, sólo que en 1985 los jóvenes dejaron de ver los programas musicales de los domingos para centrarse en espectáculos alternativos.

Nuevas bandas y nuevas rolas emergieron de aquella organización. Hasta la industria volteó la mirada hacia el rock en virtud de esa toma de conciencia que tomaron los jóvenes que participaron en las labores de rescate.

Ahora, una nueva generación se ha hecho cargo de desenterrar a los ciudadanos, una generación que entiende que no hay otra forma de hacer entender a autoridades y adultos que deben cumplir con su deber.

A su tiempo, quizá las bandas tomarán en sus manos esta nueva oportunidad de reflejar, como muchas de finales de los 80, a través de sus rolas la situación en su comunidad y olvidar por un ratito los viajes especiales y la metáfora.

Hemos parado un poco nuestras emisiones en directo, esperamos volver a la brevedad, ahora que la banda lo requiera. El título de la columna es cortesía de El Juguete Rabioso. Hasta poco.