Delincuencia organizada en la 4T de Los Cabos

 

Si con un tema ha insistido el Presidente Andrés Manuel López Obrador durante toda su vida política, es acerca de su honestidad u honorabilidad. Incluso durante su paso por el Gobierno del Distrito Federal el lema acuñado fue el de “Honestidad Valiente”, que resultó ser una cínica referencia a la voracidad mostrada por aquellos que […]


Si con un tema ha insistido el Presidente Andrés Manuel López Obrador durante toda su vida política, es acerca de su honestidad u honorabilidad. Incluso durante su paso por el Gobierno del Distrito Federal el lema acuñado fue el de “Honestidad Valiente”, que resultó ser una cínica referencia a la voracidad mostrada por aquellos que lo acompañaron en los principales cargos durante su administración, cuya característica principal fue la carencia de sensibilidad para atender los principales requerimientos de la Capital de la Republica.

Si bien es cierto que los programas sociales implementados fueron innovadores, también lo fue el alejamiento de las clases sociales que padecieron los embates de la delincuencia organizada, y que ante su displicencia en los temas de seguridad pública, se organizó la marcha más grande que hayamos visto los mexicanos de todas las latitudes. Más de quinientos mil hombres y mujeres de todas las condiciones a sociales recorrieron paseo de la Reforma ante la displicencia del señor López Obrador quien solamente los calificó como pirrurris.

Después vendría el episodio de la corrupción histórica de la Línea 12 del Metro, cuyo costo fue planeado en una cantidad cercana a los diecisiete mil millones de pesos, y que terminó costando, previo cínico saqueo por más de treinta y dos mil millones de pesos, más de cincuenta y cuatro mil millones. Claro está que los artífices de la hazaña hoy forman parte importante del esquema gubernamental y legislativo, y con cinismo sentenciaron que no quedaría ninguna coma de la llamada Reforma Educativa.

Para el líder de la mal llamada Cuarta Transformación su epíteto más recurrente ha sido el de “fifis” endilgados a las clase sociales media y superior, quienes son sus públicos menos afectos, y cuyos miembros reclaman con razones su proceder como un gobernante alejado de esos segmentos poblacionales que por su perfil aportan la mayor parte de las contribuciones que recibe la Capital del país. Y claro está que no son de su interés porque sus tendencias políticas y preferencias partidistas no son cercanas al Movimiento de Regeneración Nacional.

Pero hay algo que debiera interesarle porque pudiera ser el talón de Aquiles que termine con esa luna de miel que sigue manteniendo con la mayor parte de los mexicanos, y que no es otra cosa que los casos de corrupción que se siguen presentado, porque pese a la presunción de que los miembros de la 4T son distintos a los demás, lo único que muchos han mostrado y demostrado es que tienen una tremenda vocación para pertenecer a la delincuencia. En la Ciudad de Los Cabos, el propio López Obrador pidió el voto por Armida Castro, que hasta ahora lo único que ha enseñado es una lamentable voracidad.

Ahora los ciudadanos de este lastimado municipio están solicitando al Presidente de la República que regrese a esa ciudad a ofrecer una disculpa y a solicitar el perdón por haberse equivocado en la selección de la tal Armida Castro como la candidata del Movimiento de Regeneración Nacional, quien hasta ahora ha utilizado los Recursos del Ayuntamiento para beneficio propio y de sus familiares. Claro está que comprarle una camioneta ultimo Modelo al marido fue la gota que derramó el vaso, porque siempre ha sido cínica.

Al tiempo. Vladimir.galeana@capitalmedia.mx