Desde las alturas…

 

Estamos al borde del abismo de declaraciones para explicar y para condenar


Trepados en la vanidad de los medios, las pantallitas, surgen quienes muestran su orgullo por ser mexicanos, por la capacidad de los mexicanos para dar ayuda, solidaridad y quitarse el pan de la boca para entregarlo a quien lo necesite.

En un sillón de indudable comodidad, el rostro limpio y la camisa impecable, Diego Luna habla en un programa de televisión en Los Ángeles, Nueva York, Chicago, en donde sea para expresar su orgullo mexicano y pertenecer a esta generación de jóvenes que da lo mejor de sí misma en la lucha contra las consecuencias del terremoto.

Bien por Diego que no se arriesgó a visitar a su parentela porque a lo mejor lo ponen a mover ladrillos.

Y eso no. Desde la cúpula de la televisión se difunde mejor el mensaje.

Otros mexicanos que han estado prestos a cuestionar al gobierno en anteriores oportunidades, residentes y algunos ciudadanos estadounidenses, se han abstenido de colaborar o de incitar a los paisanos para aportar algo con qué paliar la miseria que están sufriendo nuestros paisanos.

Estamos al borde del abismo de declaraciones que llegarán para justificar, para explicar y para condenar. Indignante la grabación subida a las redes de una señora que enfrenta a los periodistas a quienes exige el retiro de los rescatistas de la Marina que, repite como tarabilla, “no los necesitamos, no estuvieron en 85 y no nos hicieron falta, que se vayan”.

Por edad de la sujeta ella tampoco estuvo en el 85 y si participó lo hizo sosteniéndose con una mano los pañales y con otra acarreando ladrillos y rascando los edificios en busca de víctimas.

La Sheinbaum, por su lado, en medio de una polémica: dicen sus defensores con razón, que ella no era delegada cuando se expidieron los permisos para la construcción, ampliación y más, de la escuela Enrique Rébsamen.

No, pero debe justificar lo que es su responsabilidad: cada año se hace una revisión de instalaciones públicas y en exámenes del presente año, los técnicos e inspectores de la delegación dictaminaron que todo está correcto… hasta que la incorrección les mostró su equivocación.

Sheinbaum señala que la escuela estaba legal, que se le multó en dos ocasiones por irregularidades en construcción de áreas no previstas, no autorizadas y no factibles. Pero pagaron la multa y eso las hace legales, aunque la historia muestra que no es asunto de coberturas administrativas.

Bien dicen que con dinero baila el perro…