Desvían dinero de pobres

 

“Rosario, no te preocupes”, le dijo el presidente Enrique Peña Nieto a la secretaria de Desarrollo Social de su gabinete, Rosario Robles, cuando fue acusada de desvíos millonarios en lo que se denominó “La estafa maestra” consistente en otorgar contratos a universidades e institutos de educación superior por trabajos de investigación falsos o inexistentes. Según […]


“Rosario, no te preocupes”, le dijo el presidente Enrique Peña Nieto a la secretaria de Desarrollo Social de su gabinete, Rosario Robles, cuando fue acusada de desvíos millonarios en lo que se denominó “La estafa maestra” consistente en otorgar contratos a universidades e institutos de educación superior por trabajos de investigación falsos o inexistentes.

Según detectó la Auditoría Superior de la Federación, la funcionaria ex perredista y ex jefa de gobierno de la ciudad de México habría superado su propia imaginación para desviar fortunas, ahora en efectivo y en transportes de valores de Cometra, Tameme y Servicio Panamericano de Protección, a diez domicilios particulares, algunos de ellos inexistentes, y a empresas fantasma.

Ella ha negado haber operado este hurto multimillonario en los años 2015, 2016 y 2017 triangulando depósitos y emitiendo papelería, expedientes y comprobantes que se denominan “entregables” para simular obras y servicio igualmente inexistentes.

Aunque parezca una broma cruel, una de las principales “empresas” beneficiadas se llama “Devolviendo Confianza”, registrada ante el Notario Público 96, en Ciudad Nezahualcóyotl, el 7 de mayo de 2012, el mismo día en que se constituía también en esa Notaría “Servicios Empresariales Helte”. Coincidentemente esta última recibió 223.4 millones de pesos que le fueron entregados en Emerson 150 y Sócrates 128 en Polanco, en Río Mississipi 156 y en la empresa ADO en Cancún. Y “Helte” se benefició con 493.6 millones de pesos en varios envíos procedentes de Sedesol y Sedatu.

La Auditoría Superior de la Federación continúa investigando esas triangulaciones de dinero público, millones en efectivo supuestamente destinados a los más pobres de este país circulando por calles de colonias residenciales para ser entregados a más de 70 empresas de papel.

El diario Reforma visitó los domicilios que aparecen en las actas notariales, solo para corroborar que se trata de ubicaciones inexistentes o de viviendas humildes, cuyos moradores ni siquiera estaban enterados de que habían fundado empresas que cobraban cientos de millones de pesos. Tal fue el caso de un hombre, Dionicio Domínguez Hernández, quien ha sido repartidor de gas desde hace 40 años y con sorpresa se enteró de que le suplantaron la personalidad para desviar 493.6 millones de pesos a través de “Servicios Empresariales Helte”, en cuya acta constitutiva aparece como socio y administrador único.

Mucho trabajo le espera a la próxima administración de Andrés Manuel López Obrador para descubrir el destino de cientos de millones del erario hacia firmas que no existen, cobros por trabajos inventados y falsificación de contratos y otros documentos. En especial al futuro titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto, un fiscal antilavado de dinero público y de la delincuencia organizada.

En este caso aplica la frase que le espetó el ingeniero Heberto Castillo a su ex alumno el ingeniero Raúl Salinas de Gortari:

“Los presidentes de la República, los políticos y sus familiares siempre roban. Lo que es imperdonable es que se enriquezcan medrando con los alimentos y con las necesidades de la gente más pobre”.

Era fama pública que Raúl Salinas obtuvo contratos oficiales millonarios para importar maíz y frijol de ínfima calidad, desde China, reses en canal de Estados Unidos y hasta leche en polvo contaminada desde Irlanda, intermediario entre proveedores y el gobierno de su hermano Carlos.