Día de muertos… En México, todos los días

ERONGARÍCUARO, MICHIOACÁN, 02NOVIEMBRE2012.- En el panteón de la comunidad de Santa María Trinidad Arocutin, se realiza el día de los muertos. En el centro del pueblo se encuentra el templo de Nuestra Señora de la Natividad, con la peculiaridad, que dentro del perímetro bardeado, se localiza el panteón, justo enfrente de la iglesia. Con un color totalmente naranja, cubierto de de flores de cempasúchil y velas que cada familia lleva a sus difuntos, los pobladores velan durante toda la noche acompañando a sus ofrendas con música, rezando y algunos más guardan silencio. Este festejo popular se realiza de manera tradicional en los pueblos purépechas a la periferia del municipio de Pátzcuaro y de la isla de Janitzio. FOTO: ADOLFO VLADIMIR /CUARTOSCURO.COM 

Los panteones se congestionan de miles de deudos que acuden


Como cada año, en el primer día de noviembre, se recuerda a los niños muertos en el Día de Todos los Santos.

Un día después, el Día de los Muertos.

Tradición centenaria que revela la cultura arraigada desde hace varios siglos, para recordar a quienes se adelantaron en el camino hacia, nadie sabe.

Ofrendas, flores de cempasúchil, altares, velas encendidas, fotografías de los difuntos, olor a copal, a incienso, oraciones y muchas lágrimas corren en las mejillas de quienes aún extrañan a sus seres queridos.

Día de Muertos que en los 120 panteones de la Ciudad de México, se congestionan de miles de deudos que acuden, muchos sólo en esta fecha, a lavar las lápidas, a colocar agua transparente en lugar de la verdosa que hay en los floreros, bueno, si no se los han robado. Niños y jóvenes que obtienen un ingreso llevando cubetas con agua.

Vendedores de flores que en dos días se pasan de vivos, comercializando su producto para adornar las tumbas. Música, solemnidad y dolor, pero hace varios años, ¡SIN UNA GOTA DE ALCOHOL!

Para la celebración de ayer y anteayer, nueve mil policías de la Secretaría de Seguridad Pública diseñaron anillos de vigilancia e inspección para que no introdujeran ninguna botella de licor al camposanto.

Sin embargo, mientras que con todo el respeto por la festividad, de la que hace dos siglos José Guadalupe Posada hizo en sus grabados la burla a la muerte, la que llamó La Catrina y si fuera hombre El Catrín, logró con ello trascender fronteras y llegar a lo hilarante, a la burla, a la irreverencia de la también llamada La Huesuda, La Pelona. Trascendió fronteras y desde hace centurias, México es en el único país del mundo donde la muerte toma roles cómicos, de sorna, de crítica política con las Calaveritas. Sobra recordar que hay un pan de muerto con huesos de pan, atravesados y rociados de azúcar. Los altares con la comida y la bebida que gustaba al ahora ausente, flores y veladoras, aserrín amarillo, fruta. Mole, antojitos. “Todo lo que le gustaba al que ya no está”.

Sin embargo, nadie, o casi nadie, se ha detenido a saber que en México, todos los días son días de los muertos. En Tamaulipas, en Guerrero, en Chihuahua, en Michoacán, en Puebla, en Tabasco, en Quintana Roo, en Chiapas, en Veracruz, en Colima, en Baja California, en Durango, Sinaloa, Coahuila, en la Ciudad de México, en el Estado de México y así en casi todas las 32 entidades del país.

Habrá quienes digan que eso es otra cosa y les responderé que NO, que son muertos. A quienes no velan, a quienes los encuentran en fosas clandestinas, a los destazados, a los desaparecidos hace 30 años o más, a los desaparecidos recientes. No cabe duda, que como México no hay dos. Todos los días es día de los muertos.

A los muertos de panteón, la autoridad en cada caso les extendió un Certificado de Defunción, a los demás, nada, absolutamente nada, sino un lugar en la suma de la lista de muertos. Tendrá la autoridad algo que decir de tan cotidiana realidad. La respuesta es NO. ¡Qué dolor!

MIL 500 CAJAS DE PANDORA EN CANCÚN

Y vaya asunto histórico que ha emprendido la Procuraduría General de la República, a través de la SEIDO en Cancún, donde sin orden de cateo se apoderaron de mil 500 cajas de seguridad, de igual número de particulares que ahí guardaban sus alhajas, dinero, escrituras, facturas y pertenencias en general.

@sanchezcarrillo.tv