El día del segundo debate presidencial vimos en las redes sociales de la cantante de pop Belinda, un mensaje a favor de López Obrador. Hubo diversas opiniones al respecto, sobre todo porque en 2015 la cantante había tuiteado a favor del Verde durante la veda electoral.
Pero la doble moral de algunos partidarios de Morena que celebraron ese tuit, es bastante clara: si Belinda hubiese manifestado su apoyo a Anaya o a Meade, estarían literalmente pidiendo su cabeza; recordemos el boicot promovido por algunos simpatizantes de AMLO a la última película de Eugenio Derbez, porque éste simplemente dijo que AMLO no se le hacía la mejor opción.
La doble moral, que afecta a todos los partidos, es muestra de esa intolerancia todavía inseparable de la política mexicana.
Yo no sé si le pagaron a Belinda o no por ese tuit, pero es bueno que figuras como ella o Derbez tomen posturas, ya que el veneno de la democracia es la despolitización y la indiferencia.
Que la farándula comience a opinar con regularidad sobre lo que necesita México no es síntoma de una nación confundida, sino de un país que comienza a ser democráticamente normal.
