Donald Trump y su embestida contra el multilateralismo

 

En su participación en la septuagésima tercera sesión plenaria de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, refrendó lo que ya todos sabíamos, es decir, la repugnancia que le producen los organismos internacionales y el derecho internacional y todo aquello que pueda relacionarse con adoptar […]


En su participación en la septuagésima tercera sesión plenaria de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, refrendó lo que ya todos sabíamos, es decir, la repugnancia que le producen los organismos internacionales y el derecho internacional y todo aquello que pueda relacionarse con adoptar compromisos en materia de convivencia entre países y especialmente respetar esos compromisos.

Desde la máxima tribuna de la institucionalidad internacional, es decir, la tribuna de la propia Asamblea General de la ONU, Donald Trump aseveró, y lo cito textualmente, que nunca someteremos la soberanía de Estados Unidos a una burocracia global  no elegida y no obligada a responder por sus actos. Estados Unidos es gobernado por los estadounidenses. Rechazamos la ideología de la globalización y abrazamos la doctrina del patriotismo.

Dicen por ahí que el derecho es el arma de los débiles porque los débiles no cuentan con las herramientas que tienen los fuertes para defender sus intereses. Es esta realidad la que explica la postura de Donald Trump.

Estados Unidos es la nación más poderosa que haya existido en la historia de la humanidad y cuenta con muy numerosos recursos para promover su interés nacional en el exterior, recursos que van desde lo militar hasta lo económico.

A Trump no Le interesa contribuir a la construcción de un sistema de gobernanza global que resulte más justo para las naciones que integran la escena internacional y que contribuya a la solución de los grandes desafíos que enfrenta la humanidad. Por el contrario para Trump lo mejor es que impere la ley de la selva porque la ley de la selva es la ley del más fuerte y no sin razón, él piensa que él es el más fuerte.

El sistema internacional pasa por horas bajas y lamentablemente no dejará de hacerlo hasta que el señor Donald Trump y su ideología nacionalista y unilateralista abandone la Casa Blanca.