El aval de Cárdenas

AMLO es un cardenista de conveniencia. Se encargó de usar el apellido Cárdenas para sustentar su defensa a la soberanía petrolera y para aprovechar el imaginario colectivo de la efigie del general, como ícono de la cuatroté. Aunque lo simbólico de la izquierda siempre va acompañado de un sesgo a la historia para la justificación ante el presente.
Israel Mendoza Publicado el
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El aval de Cárdenas 

Israel Mendoza Pérez

@imendozape

Acostumbrado a los mensajes codificados, Cuauhtémoc Cárdenas, líder histórico del movimiento de izquierda en el país, le dio a Claudia Sheinbaum, con un apretón de manos, el respaldo suficiente para palomear el proyecto de Soberanía Energética para el Desarrollo Sostenible, de la abanderada presidencial.

En la conmemoración del 86 aniversario de la Expropiación Petrolera, Cárdenas Solórzano cerró el capítulo de crítica y choque, a lo largo de casi un sexenio, sostenido con un sector perteneciente al proyecto de la cuarta transformación.

La división de Cárdenas con Morena y el obradorismo fue clara: En 2019 declaró que a Morena no lo ve como partido de izquierda “no conozco cuáles son las propuestas de Morena para elevar el crecimiento económico o para hacerlo sostenido y a largo plazo. Ni conozco sus propuestas respecto a la política exterior ni para reducir la desigualdad. No sé dónde esté Morena desde el punto de vista ideológico”.

Y fue más allá al señalar: “no veo una izquierda organizada en este momento, ni a ningún político importante ubicado en lo que yo llamaría izquierda”. Por ello, es que su crítica la mantuvo ante Morena, como un instrumento electoral.

En su momento, hace 35 años, Cuauhtémoc Cárdenas aglutinó fuerzas democráticas progresistas y partidos de izquierda para conformar al PRD. La fusión de los partidos Socialista Unificado de México (PSUM), el Méxicano de los Trabajadores (PMT) y el Mexicano Socialista confluyeron para crear una corriente de izquierda más sólida de lo que es Morena en la actualidad. 

De ese pasaje histórico, Claudia Sheinbaum aprovechó para mencionar: “en el caso del ingeniero Cárdenas, no solo la defensa del petróleo, sino de la democracia y la vida pública. En el 88 marchamos junto al ingeniero para transformar al país”.

Y es que Cárdenas Solórzano avaló el plan energético trazado por Sheinbaum, sin embargo, no se suma al proyecto debido a que aún hay desencuentros con morenistas actuales que son leales a López Obrador y de alguna manera rompieron con Cuauhtémoc Cárdenas, mientras fue una figura protagónica dentro del PRD.

La gobernadora de Campeche es una de las acérrimas enemigas de Cuauhtémoc Cárdenas, por la fractura que el ingeniero propició —según ella— cuando se hablaba de un gobierno de coalición con Vicente Fox.

Lo mismo con Alfonso Durazo, y Alejandro Encinas Rodríguez hay diferencias históricas que evitan que se dé una relación más cercana. La presencia de Cárdenas en el evento del Monumento a la Revolución solo fue simbólica. No aporta. Solo respaldó la política que ella anunció y que va a tratar de instrumentar en cuanto llegue a la presidencia y los cuestionamientos a la política económica de la cuatroté quedan en impasse.

A final de cuentas, López Obrador es un cardenista de conveniencia. Se encargó de usar el apellido Cárdenas para sustentar su defensa a la soberanía petrolera y para aprovechar el imaginario colectivo de la efigie del general, como ícono de la cuatroté. Aunque lo simbólico de la izquierda siempre va acompañado de un sesgo a la historia para la justificación ante el presente.

RGH

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