El cerco exterior

 

Hay una larga lista de pendientes, desde Odebrecht hasta Ayotzinapa


Un día es una nota que hace referencia a los homicidios, otro día es algo relacionado con los desaparecidos, y otro, es un caso que pone en evidencia la corrupción.

Algún día estallará una filtración de información con toda la sopa que está soltando “El Chapo” desde la Ciudad de Nueva York, en algún momento se sabrá qué tanto ha declarado Tomás Yarrington o lo que ha dicho Javier Duarte, y algún otro día se sabrán los resultados de la investigación de la Comisión Rogatoria Internacional por el caso de corrupción de la constructora española OHL en México.

La situación es que desde este momento hasta 2018, México estará inevitablemente cercado, presionado, limitado, restringido y condicionado por todo lo que llegue del exterior.

Y aunque no creo en las teorías de la conspiración, sí creo que muchas letras ya se nos han vencido y ahora hay que pagarlas.

México tiene una larga lista de pendientes con muchos problemas, desde Odebrecht hasta los desaparecidos, desde Ayotzinapa hasta la corrupción, desde la falta de estabilidad institucional hasta la manera en la que funciona la justicia en nuestro país.

Pero mientras tanto, hay países que no son precisamente neutrales, como Estados Unidos, que sigue acumulando información contra nosotros, datos sobre nosotros y sigue articulando posibilidades para operar.

Si a eso le sumamos que ya estamos en la campaña de 2018 y que ya inició la batalla de todos contra todos, hay muchas razones para no guardar tanto optimismo.

Pero sobre todo, no hay un cálculo, ni una posibilidad, ni una estrategia para defendernos del ataque externo, lo cual resulta terrible porque al final del día ese ataque está conformado y construido sobre la base de todas aquellas ocasiones en las que fallamos al interior de nuestro país.

Somos el país que le permitió una infinidad de abusos a los Padrés, a los Borge, a los Yarrington, a los Duarte y a tantos y a tantos otros.

Somos el país que compra el mayor número de armas ilegales, aunque disfrazadas de legalidad, a Estados Unidos de América.

Somos el país que le suministra la salida fácil de sus vicios hasta que definitivamente ya se han convertido en un caballo desbocado, que ahora les provoca la muerte más por consumir heroína que por disparar balas.

Pero sobre todo, somos un país sobre el que resulta muy fácil tirar la basura y usarlo como un elemento de coartada de demagogia interior.

Twitter @antonio_navalon