El círculo de los jodidos

 

Es patético que la causa política de la mayor parte de los mexicanos en pobreza sean los programas


Hay algo que debiera comenzar a preocupar a los políticos de este país, y me refiero a esos hombres y mujeres de todos los partidos que deciden el destino de millones de hombres y mujeres de este México tan nuestro, tan injusto, tan mal gobernado y administrado. En el nombre de la política se ha cometido un sinfín de barbaridades, sobre todo utilizando el dinero de los contribuyentes para la manutención de bases políticas, y que a través de nuestra imperfecta democracia sigan recibiendo dinero público.

Pertenecer a la clase dirigente ha sido para los políticos de este país una forma de alcanzar riqueza, poder y prestigio, cuando en otras latitudes la diferencia la marca la honestidad, la medianía salarial, la reputación, pero sobre todo, el honor de servir a los demás. Los funcionarios de este país tienen los salarios más altos del mundo entre percepciones y apoyos para desempeñar el cargo que detentan, y eso debe ofender a un pueblo que tiene y mantiene a más de la mitad de su población en la más despreciable de las pobrezas.

Mientras los altos funcionarios disponen de las rentas públicas como si los fueran de su propiedad, cerca de 20 millones de compatriotas no tienen algo que llevarse a la boca a causa de su miseria. La quinta parte de los mexicanos están en el círculo de la pobreza alimentaria, es decir, que tienen la oportunidad de comer una o dos veces al día cuando mucho. Y seguramente esa circunstancia es la causa de la estructuración de los mal llamados programas sociales con los que los partidos políticos los mantienen como rehenes electorales.

Es patético que la causa política de la mayor parte de los mexicanos en pobreza sean los programas asistenciales. Esa es una condición que tenemos que agradecer al señor Andrés Manuel López Obrador, quien en su infinita ignorancia nunca entendió la importancia del “New Deal” para convertir a Estados Unidos en el país más rico del mundo, y lo único que alcanzó fue la precarización de quienes dependen de las dádivas gubernamentales para sobrevivir.

Tenemos que aceptar es que hasta ahora lo único que mueve a los pobres son esos mal llamados programas sociales, y el riesgo es que de ganar el tabasqueño la Presidencia de la República solidifique los cimientos de la forma más exitosa de cautiverio social en que nos metió cuando fue jefe de Gobierno de la Ciudad de México. Bien dicen que los pueblos tienen los gobiernos que merecen, y México está al borde del precipicio populista que aunque no les guste a muchos, ha venido construyendo el señor López.

Insisto, lo único que mueve a los pobres son los programas sociales, y esa es la mejor carta del señor López Obrador para asegurar que en México ya no habrá pobreza. Claro está que en caso de lograr su cometido el manejo de los indicadores de bienestar tendrán mucho de fantasía para justificar el éxito gubernamental.

Hasta ahora el señor López va a la cabeza de las preferencias, pero aún no comienzan las campañas. Su apuesta es ese “Círculo de los jodidos” al que me he referido. Al tiempo.

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