El manotazo

 

Es el momento preciso para intentar los últimos cambios en la estrategia


Después de que Javier Duarte de Ochoa decidió separarse de su encargo de Gobernador Constitucional de Veracruz, presionado o no, las cosas comienzan a tomar un cariz distinto desde que la crisis hizo su aparición en el gobierno de Enrique Peña Nieto. Para decirlo mejor, la separación del veracruzano ha servido como una válvula de escape para la presión a que se ha visto sometido el gobierno de Enrique Peña Nieto en las últimas semanas, aunque también hay que señalar que tiene que encontrar otras formas para darse un espacio y retomar el camino perdido hace varios meses.

Es el momento preciso para intentar los últimos cambios en la estrategia del tercer tercio de su mandato, y de colocar las piezas en el lugar correcto para afrontar la difícil decisión de buscar una alianza con quienes hasta ahora han sido sus adversarios, y con quienes prácticamente ha cohabitado en el poder desde su llegada a la Presidencia de la República.

El escenario se definirá en tercios, y dos de ellos ya están muy armados y estructurados: el que encabeza Andrés Manuel López Obrador y el de Miguel Ángel Mancera.

Mientras no haya posibilidad de legislar sobre la segunda vuelta electoral, el Presidente Enrique Peña Nieto tendrá que visualizar que el fortalecimiento del partido que lo llevó al poder forma parte del fortalecimiento de su gobierno, porque solamente así estará en la posibilidad de negociar una alianza con el Partido Acción Nacional y convencerles de que sean los tricolores quienes la encabecen.

Hasta en tanto llegan los tiempos para ello, el Presidente de la República debe pensar seriamente en desprenderse de sus afectos y dejar que la justicia siga su curso.

Esto evitará que alguien desaparezca como es el caso de Guillermo Padrés, y lo más eficaz puede ser la determinación de una autoridad judicial para dictar un arraigo contra César Duarte y Roberto Borge. Es el momento, no puede seguir manteniendo una actitud contemplativa.

Muchos son los mensajes que no ha entendido el Presidente de la República.

La visita de José Ángel Gurría habla de que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo sigue planteando para México un cambio de modelo económico y de desarrollo apostándole al mercado interno. Hace 12 años que lo hemos tratado de hacer y ahora la circunstancia nos coloca al borde de la ruptura, por lo que de no tomar decisiones rápidas y contundentes la crisis será inevitable.

El Presidente tiene que analizar que ha llegado el momento de darle un respiro a las Fuerzas Armadas del país porque están muy desgastadas, y colocar al frente de la batalla contra la criminalidad a las estructuras policiales de la Federación.

Para evitar caer en un escenario de ruptura política, social y estructural se requiere solamente una cosa: política, más política y mucha política como alguna vez señalara el presidente Salinas. Y lo mismo es aconsejable para construir un gran frente hacia el interior del tricolor que pueda resultar atractivo para una posible alianza. Al tiempo.