¿El necesario?

 

AMLO es un hombre que ha sabido aprovechar la simpatía para lucrar políticamente


¿De verdad los mexicanos pensamos que el único que puede sacar adelante al país es Andrés Manuel López Obrador? Porque, de ser así, estaríamos en un verdadero problema pues este país no puede supeditarse a los intereses y a las ambiciones personales de cualquiera de los políticos que hoy se mueven en el escenario nacional, y menos cuando de avanzar o seguir avanzando se trata para erradicar ese flagelo que llegó para quedarse: la pobreza en que tenemos y mantenemos a casi la mitad de los mexicanos.

Andrés Manuel López Obrador lleva ya muchos años recorriendo el país, y lo hace con dinero público; es decir, con dinero que los mexicanos aportamos para el sostenimiento del aparato burocrático del Estado y los programas que éste aplica para beneficiar a los sectores más desprotegidos de la población. Para decirlo de otra forma más clara, mi apreciación personal es que no creo que el tabasqueño tenga una pizca de decencia desde el momento en que se ha dedicado a usar el dinero de los mexicanos en beneficio personal y el de los suyos.

Por mucho que quiera generarse una aureola de honestidad, cuando se aprovecha del dinero de los mexicanos sin pensar en los más pobres, y a quienes solamente incluye en sus citas discursivas, simplemente creo que estoy frente al más grande charlatán que ha dado este país, y cuyo exacerbado populismo puede tener consecuencias desastrosas para un país con una economía emergente y con muchos sectores productivos sin desarrollo pleno.

El señor López Obrador es tanto o más nefasto que cualquiera de esa larga lista que dice tener de quienes han saqueado a la nación. Hasta ahora no se quién tenga el mejor récord en cuanto a saqueo de las arcas públicas se refiere, pero las cifras conservadoras del dinero público que el señor López ha gastado en sus diversos intentos por alcanzar el poder ascienden a más de veinte mil millones de pesos, y ese es dinero de los mexicanos, y gastarlo de forma cínica como lo ha hecho no lo hace mejor que esos a los que tanto fustiga.

Perdonar culpas pasadas simplemente porque quien las cometió decidió someterse a sus designios, habla de una mente distorsionada que difícilmente distingue lo bueno de lo malo, y a los peores de los mejores. Ha sabido aprovechar la desesperanza y la frustración de amplios sectores empobrecidos del país para que le rindan culto como el único político capaz de sacar adelante a esos millones de mexicanos a quienes hemos condenado sin culpa alguna a padecer la más ignominiosa de las pobrezas.

Andrés Manuel López Obrador es un hombre que ha sabido aprovechar la simpatía de millones de mexicanos para lucrar políticamente en su propósito de hacerse con el poder, y al paso que va pareciera que puede lograrlo por causa de ese letargo en que hemos mantenido a amplios sectores poblacionales proporcionándoles solamente mendrugos para que palien su lamentable circunstancia. Si llega a ser presidente, será culpa de todos los que permitimos que nos empobrecieran; si se convierte en un dictador populista, será culpa de nosotros mismos. Al tiempo.