El Nuevo Plan de Ayala

 

Así de simple termina de brotar un foco más de insurgencia para defenderse de las incursiones de las bandas del crimen organizado que siguen apoderándose de la mayor parte del territorio morelense


Hace ciento siete años se lanzó la proclama zapatista que llevó por nombre “El Plan De Ayala”, porque fue promulgado en la Villa de Ayala, en el hoy estado de Morelos, por Emiliano Zapata Salazar, que entre otras cosas desconocía el gobierno de Francisco Indalecio Madero, a quien acusó de traicionar las causas campesinas, aunque cuando el originario de Coahuila promulgara el Plan de San Luis, solamente se consideró la revisión de los juicios sobre la tenencia de la tierra durante el porfiriato.

Ciento ocho años después, en el mismo lugar, un grupo de hombres armados, presuntos autodefensas, da nacimiento a un movimiento para enfrentar a los grupos de criminales que por desgracia llevan mucho tiempo haciendo de las suyas en la región con la complacencia de los gobiernos local y estatal. Así de simple termina de brotar un foco más de insurgencia para defenderse de las incursiones de las bandas del crimen organizado que siguen apoderándose de la mayor parte del territorio morelense.

En el Plan de Ayala los zapatistas llamaban a las armas para restituir la propiedad de las tierras a los campesinos, pues sostenían que éstas habían sido arrebatadas al pueblo por los caciques, hacendados y terratenientes, y deberían ser devueltas a sus dueños originarios. Su lema, entonces, fue “Reforma, Libertad, Justicia y Ley”. Desconozco el lema de los actuales miembros de las autodefensas, pero me parece que lo que legitima a las autodefensas en todo el país es la carencia de eficiencia por parte de la autoridad.

El fenómeno se ha extendido a gran parte del territorio patrio después de haber surgido en Michoacán, y me perece que la causa pudiera ser todo lo justo que se quiera, pero es una suplantación de las atribuciones reservadas para la esfera gubernamental del estado de Morelos, que por ahora ha brillado por su ausencia. El gobierno de Graco Ramírez Garrido Abreu no ha señalado nada acerca de combatir con el peso de la ley y los recursos policiales del estado a los responsables.

Esto quiere decir que, o no existen ganas de hacer las cosas bien, elementos en suficiencia para abatir la criminalidad, un plan preconcebido para incrementar los índices de seguridad en el estado, o simplemente una estrategia para enfrentar a la delincuencia que cada día amplía los territorios que domina con un ejército de hombres armados que siembran el terror en la mayor parte de los municipios. La inactividad del gobierno del estado ha sido de por sí omisa, pero ahora resulta cínicamente cobarde.

Es lamentable que tengan que ser los propios ciudadanos quienes defiendan por medio de las armas lo que les pertenece y que un grupo de fascinerosos pretende arrebatarles. Entiendo que después de la elección de gobernador que ganó Cuauhtémoc Blanco muy poco debe importarle a don Graco Ramírez Garrido Abreu que el estado se incendie, porque al fin y al cabo ya se va. Las cosas se ponen difíciles ante la ineficiencia, la ineficacia, y las complicidades, al tiempo.