El peso de la ley… del embudo

 

México se ha convertido en un país de historieta entre otros temas, en el judicial. Los medios cumplen coberturas, los opinadores se dejan leer o escuchar, no todos son periodistas. Hay muchos “tira-línea”, otros que son todólogos, otros más que son serios y profesionales y unos más que se dedican en los medios, a leer […]


México se ha convertido en un país de historieta entre otros temas, en el judicial.

Los medios cumplen coberturas, los opinadores se dejan leer o escuchar, no todos son periodistas. Hay muchos “tira-línea”, otros que son todólogos, otros más que son serios y profesionales y unos más que se dedican en los medios, a leer el trabajo de otros.

Pues con toda la anterior gama de comunicadores, los escándalos de saqueo de exgobernadores, ocupan miles de líneas impresas y de minutos aire en televisión y radio. La sociedad se indigna. Se aplicará todo el peso de la ley, sentencian funcionarios. “Detendremos a Javier Duarte de Ochoa, ex gobernador de Veracruz. No quedará impune el robo de más de 36 mil millones de pesos”, otro factor para explicarse porque los votos del 1 de julio se fueron a otro lado, Morena, con tal de no seguir solapando a “ratas de dos patas”.

Detienen a Duarte de Ochoa, lo trasladan a la Ciudad de México y lo encierran. Todo el peso de la ley sobre el ex mandatario ladrón, se dice.

La opinión pública atenta al aseguramiento escandaloso de lo que se llevó “Javidú”.

Se encuentran ranchos, edificios, viviendas, departamentos de lujo, caballos cotizados en millones de dólares. Un cuaderno de Karime Macías de Duarte, la esposa que vive en Londres como reina. “Merezco abundancia”, escribe como castigo de maestro al alumno en aquello de me lo repite 100 veces.

Cuadros, vajillas, colecciones de objetos de lujo, vehículos terrestres. La atención mediática continua y a ésta se suman las de los ex gobernadores César Duarte Jáques, Roberto Borge, Tomás Yarrington, detenido en Italia, los anteriores, ex gobernadores de Chihuhua, Quintana Roo, y de Tamaulipas , sin olvidar al también ex gobernador Eugenio Hernández Flores ni a Guillermo Padrés, panista y ex gobernador en Sonora. Pura na persona.

Sigue la cotideaneidad informativa de la vida del delito en México. Y así, vienen los baños de agua helada a la opinión pública. A Duarte Jácques, de Chihuahua, no hay delito que perseguir, ¡puta madre!

El otro Duarte, el de Ochoa, ya barbado, esposado, es exhibido en traslados de un juzgado a su celda en el Centro de Readaptación Social. El sucesor, en Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, se deja oír. Implacable señala que recuperará para el pueblo todo lo que su antecesor se llevó. Le da algunos pellizcos a lo que le encuentra como propiedad a Javier Duarte y, mientras nadie sabe que se hace con lo asegurado, a dónde va a dar, quién sa cuenta de lo que se le devolverá al pueblo. Ahora se informa que “Javidú”, se declara culpable de lavado de dinero y de asociación delictuosa. ¡Venga la sentencia! ¡Nueve años de cárcel! Sólo nueve.

Valiente peso de la ley, pero del embudo. En los mal llamados centros de readaptación social, a miles de reos que se llevaron quizá 5 mil pesos o a lo mejor un paquete de pan de caja. Están presos y no sentenciados. Pero viene la más mala. Javier Duarte de Ochoa, que lleva tres años detenido, puede salir libre en tres años más, o antes por buen comportamiento.

Se aplica todo el peso de la ley, pero del embudo. Para los jodidos lo angosto; para lo poderosos, lo amplio. ¡Vale madre!

sanchezcarrillo.tv