El redimensionamiento del Estado

 

Sin lugar a dudas la llegada de Andrés Manuel López Obrador marcará un antes y un después en la historia moderna de este país


Sin lugar a dudas la llegada de Andrés Manuel López Obrador marcará un antes y un después en la historia moderna de este país. Y no es que el tabasqueño tenga las atribuciones personales que han distinguido a esos jefes de Estado que consideramos pueden ser llamados “estadistas”, como han sido los casos de Winston Churchill en Inglaterra; John F. Kennedy en Estados Unidos, o Angela Merkel en Alemania, simplemente es que las formas que ha utilizado en su carrera política son distintas incluso al protocolo al que nos hemos acostumbrado los mexicanos.

Hasta ahora ha seguido el costumbrismo del sistema político mexicano, y ha sido grato observar su institucionalidad al haberse reunido con el presidente Enrique Peña Nieto en Palacio Nacional, donde se les observa afables e incluso hasta sonrientes en algunas de las fotografías que han sido filtradas a los medios de comunicación, y que han sido recurrentemente repetidas en las redes sociales. Si alguien pensó en observar un desplante distinto es que no conoce la rigidez del Estado Mayor Presidencial.

Hasta ahora el Estado Mayor Presidencial ha sido el órgano técnico militar que entre sus funciones principales esta la protección del Presidente de la República, la planificación de sus actividades personales y las propias del encargo, así como todo tipo de pretensiones para su seguridad y la de sus familiares. Los integrantes del Estado Mayor Presidencial son egresados de los planteles educativos universitarios militares de la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina, quienes demás adquieren una especialidad.

Quizá por ello es que la reunión entre el Presidente Constitucional y el candidato ganador a la Presidencia de la República, el señor López Obrador, tuvo que seguir el protocolo actual, y al término de la reunión puntualizó la disposición de Enrique Peña Nieto para pactar una transición sin sobresaltos, y señaló que incluso le ofreció que quien vaya a ser el titular de Hacienda se ponga de acuerdo con el actual para discutir el Presupuesto de 2019. De inmediato López Obrador anunció que en el presupuesto del año venidero se incluirán la pensión de adultos, los apoyos a jóvenes y el ajuste de sueldos de los altos funcionarios.

Desde luego que la intención del señor Andrés Manuel López Obrador ha sido distinguirse aunque haya seguido los protocolos de la cortesía, pero es previsible que tal y como lo anunciara durante su campaña, hurgara por todos lados buscando evidencias de esa corrupción que durante tanto tiempo acusó al titular del Ejecutivo. Para decirlo más claro, Andrés Manuel López Obrador necesita algo que le permita ofrecer al vulgo, que no tardará mucho en clamar venganza por las ofensas que el mismo tabasqueño reseñara.

Pero también va por el redimensionamiento del aparato burocrático del Estado mexicano, y por lo pronto ya anunció que el Estado Mayor Presidencial será integrado a la Secretaría de la Defensa Nacional. La interrogante para muchos será si tiene la intención de formar una Guardia Nacional, decisión que seguramente provocaría miedo en algunos sectores productivos porque en Venezuela ha sido el organismo que encabeza las llamadas “expropiaciones”, que no son otra cosa que simples incautaciones porque no se entrega pago alguno. ¿Cuál es el siguiente paso? Al tiempo.