El regreso a los viejos tiempos

 

El extravío del PRI se ha profundizado desde la llegada de Ochoa Reza


Sin lugar a dudas, el extravío del Partido Revolucionario Institucional se ha profundizado desde la llegada de Enrique Ochoa Reza a la dirigencia nacional. Y es que desde el primer día en que se anunció que buscaría la dirigencia, su llegada estuvo cubierta de irregularidades documentales, porque las evidencias mostraron y demostraron que no contaba con una militancia suficiente para postularse al cargo, aunque como siempre ocurre, hay forma de cubrir el requisito de las credenciales.

Creo que desde ese momento los militantes entendieron que seguirían las mismas formas y las mismas costumbres, y que poco importa a las clases encumbradas el interés de la militancia, porque la tradición indica que las masas solamente sirven para seguir los postulados que dicta la clase política, esa que finalmente toma las decisiones, y para votar. Para decirlo de otra forma, la militancia está acostumbrada a someterse a los dictados de quienes deciden el destino de la organización política.

Ayer se anunció el nombramiento de Eruviel Ávila Villegas como encargado de la Dirigencia del Partido Revolucionario Institucional en la capital de la República, lo que también indica que por primera vez la Dirigencia Nacional se preocupa por la restitución de lo que otrora fue una de las organizaciones políticas más cohesionadas, y que perdió esa capacidad de mantener gobierno desde que Óscar Espinoza Villarreal decidiera desaparecer al Consejo Consultivo de la Ciudad de México.

Este organismo se caracterizó por agrupar a los liderazgos por delegaciones,colonias, manzanas y calles, convirtiéndose en el principal órgano de toma de decisiones y deliberaciones políticas en lo que ahora es la Ciudad de México. Su desaparición propició la disminución de los eficientes conductos de comunicación que mantenía el Gobierno del Distrito Federal con las Juntas de Vecinos de todos los rincones de lo que fue el Distrito Federal. La consecuencia fue la victoria de Cuauhtemoc Cárdenas en la elección de 1997.

Después de la buena noticia de la llegada de Eruviel Ávila Villegas a la dirigencia tricolor capitalina, y en otra más de sus cuestionadas decisiones, el señor Enrique Ochoa anuncia que se ha tomado la decisión de que los candidatos a cargos de elección popular surjan de una Convención de Delegados, y que será en la sesión del Consejo Político Nacional cuando se avale la determinación para elegir a candidatos a diputaciones federales, senadurías y Presidente de la República.

En los momentos en que la militancia ha exigido la apertura de las candidaturas a la decisión de la gente, es decir, a la militancia, las cúpulas partidistas y el gobierno encabezado por Enrique Peña Nieto toman la decisión de asegurar que no haya deslices que permitan a personas ajenas al proyecto hacerse de algunas candidaturas. Ante la decisión acertada de elegir como delegado especial en el PRIDF, nuevamente se le cierran las puertas a los liderazgos naturales del tricolor. Un paso más hacia el precipicio. Al tiempo.

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