El regreso de Duarte

 

El señor Duarte vivirá en carne propia el descrédito


Javier Duarte de Ochoa fue exhibido como trofeo de guerra desde el momento mismo en que el Gobierno de Guatemala lo llevó esposado y con grilletes para entregarlo a las autoridades mexicanas. Finalmente uno de los dos Duarte regresó a enfrentar a la justicia por todo lo que hizo mientras estaba al frente del gobierno de Veracruz. El otro sigue prófugo, pero no creo que tenga la habilidad para pasar inadvertido luego de que su rostro ha sido ampliamente publicitado en la mayor parte del mundo.

Javier Duarte fue humillado al momento de ser entregado a las autoridades mexicanas, y caminaba con dificultad porque en México los grilletes están prohibidos. No sé si cuando disponía arbitrariamente del dinero de los veracruzanos tendría conciencia de la pesadilla que enfrentaría cuando dejara de ser útil al sistema, o la forma en que sería tratado por las autoridades de otro país. Es más, me atrevería a señalar que ni la captura de Joaquín Guzmán Loera tuvo tanta cobertura en los medios electrónicos.

Seguramente el señor Duarte de Ochoa pensaba o sigue pensando que aquellos a los que favoreció con enormes cantidades de dinero están obligados a brindarle ayuda, pero la cruel realidad indica que nadie levantará un dedo para decir algo en su favor, o siquiera brindarle un poco de ayuda y solidaridad. Estoy seguro de que el señor Duarte de Ochoa debe estar en una terrible crisis de soledad. Es más, hasta su esposa Karime ha decidido presentar una demanda de divorcio.

Con todo y el dinero que repartió puede tener la seguridad de que nadie lo acompañará en sus momentos de soledad y agobio por el negro futuro que le espera. Pasará muchos años encerrado, y pocos se atreverán siquiera a enviarle mensajes de aliento, sabedores de que pudieran ser ligados o investigados.

Para decirlo bien y claro, el señor Duarte conocerá la soledad de su amargura y vivirá en carne propia el descrédito a que sometió a muchos de sus adversarios cuando era un hombre poderoso.

Para otros la Patria está de plácemes porque ha caído uno de los más grandes saqueadores, pero este pueblo ha sido saqueado desde que llegaron los conquistadores y sigue vigente, lo cual comprueba que Mexico es más grande que todos los que han intentado causarle un mal. El problema para los mexicanos es que estamos cohabitando con una de las generaciones de gobernantes más corruptas de la historia, y lo peor es que nadie sabe si es el final o el comienzo de la pesadilla.

Javier Duarte de Ochoa es uno de los tres a los que Enrique Peña Nieto calificó como la nueva generación de gobernadores que vendría a transformar el rostro del país. No sé si de plano el Presidente de la República se equivocó o acertó, porque los otros dos son César Duarte y Roberto Borge Angulo. Hoy los tres están en desgracia. Dos de ellos detenidos, y el de Chihuahua, prófugo. Algunas veces uno se equivoca, pero tantas veces es mala suerte, ¿no? Al tiempo.

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