El renacimiento de las víctimas

 

El Estado se preocupaba más por el castigo del delincuente que por la reparación del daño a las víctimas.


Uno de los avances más importantes dentro del nuevo sistema de justicia penal es el denominado “renacimiento de las víctimas” en virtud del reconocimiento y protección que se les brinda a partir de un marco jurídico que enfatiza no solamente una gama de derechos constitucionales y legales, sino un conjunto de instituciones que la colocan como parte fundamental en el fenómeno delictivo.

Durante siglos las víctimas fueron sometidas no solamente a la transgresión de sus bienes jurídicos por parte de los delincuentes como la libertad, la propiedad, la integridad física, etcétera, sino también fueron sujetos de una marginación por parte de las políticas estatales en materia de política criminal. El Estado se preocupaba más por el castigo del delincuente que por la reparación del daño a las víctimas. No solamente de las consecuencias directas, sino de las derivadas. Y menos aún vistas como partes integrantes de una comunidad.

El marco jurídico de hoy no solamente otorga a las víctimas un status de sujetos procesales, sino que son “parte” dentro del proceso judicial. Ya no serán solamente espectadores pasivos, sino que se convierten en protagonistas directos, en igualdad de circunstancias con la defensa del imputado. Así, quien tiene el mayor conocimiento del delito y sus circunstancias se convierte en un agente activo para el esclarecimiento de los hechos. Particularmente para vigilar la actuación del fiscal, responsable de la persecución del delito, y de los jueces, de la sanción y la ejecución de las penas.

Las bases se encuentran sentadas. Será determinante el compromiso y la voluntad de los responsables de su efectiva puesta en marcha.

Pero seremos los ciudadanos individualmente y como sociedad civil los que exijamos que la probabilidad de caer el supuesto jurídico de víctima sea cada vez más lejano.