El terrible beso del diablo

 

Si analizamos con objetividad las características de la realidad política y económica que actualmente está viviendo Venezuela, queda completamente justificada la cruzada diplomática internacional que numerosos países han emprendido para impulsar en esa nación sudamericana el inicio de un proceso que lleve a la normalización democrática y a la resolución de la gravísima crisis humanitaria […]


Si analizamos con objetividad las características de la realidad política y económica que actualmente está viviendo Venezuela, queda completamente justificada la cruzada diplomática internacional que numerosos países han emprendido para impulsar en esa nación sudamericana el inicio de un proceso que lleve a la normalización democrática y a la resolución de la gravísima crisis humanitaria imperante en los que todavía hoy son los dominios de Nicolás Maduro Moros.

Los países que se han sumado a esa iniciativa pueden tener en sus dirigencias políticas distintos perfiles ideológicos pero indudablemente en todos y cada uno de ellos, desde Estados Unidos hasta Japón pasando por Colombia, Perú, Argentina, Brasil, Francia, España y Reino Unido está plenamente vigente la democracia.

Cuando la cosa se comienza a torcer es justamente cuando constatamos que quien encabeza esta cruzada es Estados Unidos, un país que aunque sea indiscutiblemente una democracia, hoy por hoy está dirigido por antidemócratas y particularmente por el más grande de ellos, a saber, el presidente Donald Trump.

El apoyo de Washington a los esfuerzos de la oposición venezolana para sacar a Nicolás Maduro del Palacio de Miraflores esgrimiendo el argumento de que los chavistas en Venezuela han desarticulado por completo el sistema democrático, lo cual por lo demás es verdad, resulta difícil disociarlo  de las actitudes ciertamente antidemocráticas que Donald Trump ha mostrado en lo relacionado a la política interna de la Unión Americana.

Trump es un presidente que intenta hacer trampa empleando una declaratoria de emergencia nacional infundada para pasar por encima de un congreso que le es opositor. Trump es un presidente que no soporta la crítica y que ha calificado a los medios de comunicación como enemigos del pueblo americano. Trump es un presidente que ha descalificado con crudeza a los jueces que se ha atrevido a pronunciarse en contra de algunas iniciativas.

Estando así las cosas, el apoyo de Washington a la causa opositora venezolana no puede sino calificarse del terrible beso del diablo.