El TLC entre dos errores

 

Se debe construir un nuevo camino, negociar con otros países y saber que la fuerza siempre es una ventaja y la debilidad un suicidio


Era el año de 1992, era la campaña electoral de Estados Unidos de América, era la campaña de “¡es la economía estúpido!”, en la que un joven seductor, sonriente, muy inteligente y gobernador de su estado, Arkansas, podía decirle al pueblo estadounidense “siento tu dolor”, su nombre: William (Bill) Jefferson Clinton.

Era el año en el que iniciaba el cambio de la tendencia que significó la caída del muro de Berlín. Y en el que George Herbert Walker Bush, el hombre que había ganado la operación Tormenta del Desierto contra Irak, el que había visto caer el muro a sus pies, y el que había sido desde director de la CIA, hasta embajador en Pekín; estaba en la Casa Blanca.

Después vino la resaca de tanto éxito en lo que ya era un mundo en transición, y Bush se equivocó. Y es que, no hay nada más difícil para los seres humanos que aceptar un cambio y asumir que tu momento ya pasó.

Para México la conclusión fue clara, Carlos Salinas de Gortari le había apostado al TLC y a que su amigo George H.W. Bush seguiría al mando del vecino del norte, ya que era prácticamente imposible que los demócratas volvieran a conquistar el poder, y sin embargo, pasó.

Aquella noche de noviembre en la que Clinton y Al Gore le ganaron las elecciones a Bush, Salinas de Gortari sintió el mismo efecto en la mandíbula que Peña Nieto el 8 de noviembre de 2016 cuando ganó Trump, y eso que Salinas sí había hecho la tarea con los dos candidatos.

Inmediatamente el TLC entró en crisis y se fue al congelador. ¿Qué hizo Salinas? Recuperarse, abrir negociaciones con los países europeos e impulsar el tratado todo lo que pudo. Situación que si no hubiera sido por el trágico 94 con el asesinato de Colosio, el levantamiento zapatista y la caída del mito de su mandato, hubiera terminado en la dirección de la Organización Mundial del Comercio después de su gestión en Los Pinos.

¿Qué hizo Bill Clinton? Aprobar mediante un decreto presidencial la entrada en vigor del TLC.

Esta es una buena lección de historia que espero que el actual Gobierno que también es priista y también tiene unos fuertes vínculos entre algunos de sus miembros con el gobierno electo de EU, pueda retomar para confrontar las amenazas de Trump.

Se debe construir un nuevo camino, negociar con otros países y saber que la fuerza siempre es una ventaja y la debilidad un suicidio.

¿Por dónde comenzará este México con EU de Trump que pretenden arrebatarnos el peso que tenemos como país?

Porque no hay que engañarse, ha habido momentos irracionales en la historia, y éste es uno de ellos, por lo tanto seguir jugando a que no pasa nada es un grave error, porque ya está sucediendo.