El voto temido

 

El sistema no funciona y así nuestros paisanos en el exterior no van a votar


Como el título de la película de Buñuel y Alcoriza.

Como la realidad sangrante y emponzoñada de la desigualdad social que explica los momentos más trágicos, más terribles y de mayor sufrimiento para nuestro pueblo.

Como ocurre siempre con el abandono sistemático de una parte importante de la población que compone al país; una vez más los olvidados se vuelven clave para la construcción del futuro inmediato.

No hay cifras oficiales, es más, si uno pregunta nadie tiene una idea clara del número de paisanos que residen en el extranjero, aunque la cifra que actualmente maneja el Gobierno oscila en más de 12 millones de personas.

Sin embargo, el sufragio de esos mexicanos es un voto temido por el Gobierno, porque se considera que será un voto de castigo. Y tal vez por eso hay una convivencia repugnante entre el Instituto Nacional Electoral y los partidos políticos, sacrificando el voto de los emigrantes al generar una gran cantidad de dificultades.

Toda la composición política y estructural de las elecciones de 2018 da por hecho que ese voto no existirá. En ese sentido, a través de diferentes asociaciones civiles en Estados Unidos, los migrantes se dirigieron a Mancera en su calidad de presidente de la Conago para pedirle su intervención y generar una situación que les permita superar la vergüenza que significa que el INE haya previsto para estas elecciones sólo 500 mil credenciales de elector frente a los millones de mexicanos que residen en el exterior.

Pero, además, no hay que dejar de lado que cualquiera de nuestros compatriotas que puede ser deportado en EU simplemente por ir al hospital a recoger una hija o llevar a un hijo a la escuela, no está en las mejores condiciones de seguridad para hacer largas filas en los consulados mexicanos y tramitar su credencial.

Mucho menos frente a la policía migratoria de Trump que al final tendría el trabajo hecho gracias a la colaboración pasiva del sistema político mexicano al obligar a los migrantes a hacer una fila que puede resultar suicida.

El sistema no funciona y así nuestros paisanos en el exterior no van a votar. Sin embargo, todos ellos existen y son una base fundamental para definir quién va a ocupar Los Pinos a partir del 1 de diciembre de 2018.

Por lo tanto, harían bien los partidos en tomar la iniciativa y obligar al INE a crear una política más realista que le permita a los olvidados tener la representación que les corresponde en la vida nacional electoral. Porque si no dejan de estar en el abandono y se les obliga a que actúen por procedimientos de impugnación en las elecciones, podríamos estar en un escenario absolutamente nuevo y sin precedentes.

@antonio_navalon