Elecciones de auditor y fiscales, tan vitales como la presidencial

 

Forman parte del nuevo escenario nacional de reorganización en los hechos del sistema/régimen/ Estado


La elección presidencial y las designaciones del auditor superior de la Federación y tres fiscales –general, electoral y anticorrupción– forman parte del nuevo escenario nacional de reorganización en los hechos del sistema/régimen/ Estado. Por primera vez el Presidente de la República carece de influencia para decidir y estaría a punto de cometer un error histórico de aprovechar su mayoría priista para optar por la continuidad de intereses.

Si la influencia presidencial es decisiva y beneficia a los aspirantes a auditor y tres fiscales a figuras funcionales a Los Pinos, el gran beneficiado podría ser nada menos que Andrés Manuel López Obrador porque –de ganar la Presidencia como lo señalan las encuestas– tendría funcionarios light en las áreas decisivas de contrapeso al presidencialismo.

El presidente Peña Nieto tiene la oportunidad histórica de modernizar el sistema/régimen/Estado con designaciones que sirvan a la observación no cómplice del Poder Ejecutivo.

La designación del auditor superior y del fiscal anticorrupción tendrían una relación fundamental: hasta ahora, la Auditoría Superior de la Federación sólo señala inconsistencias en el ejercicio del gasto y no da el paso delante de fincar responsabilidades; el nuevo fiscal anticorrupción tendría la posibilidad de ejercer acciones penales para ahora sí mandar el mensaje de lucha frontal contra el abuso burocrático en la apropiación del gasto federal.

La terna para nuevo auditor superior lleva la posibilidad de extender las complicidades del auditor saliente Juan Manuel Portal en la figura de Salim Arturo Orcí y la incorporación de Angel Trinidad Zaldívar proveniente del Instituto Nacional de Acceso a la información. El tercero es David Colmenares Páramo, el único experto en finanzas públicas que trabajó al lado de Francisco Gil Díaz.

El modelo actual de la Auditoría Superior fue rebasado por la corrupción institucional, no sólo por las cifras anuales de inconsistencias, sino por la falta de mecanismos reales de supervisión del uso de los recursos públicos. Los casos de corrupción de gobernadores priistas rebasaron a la Auditoría.

Hasta donde se tienen datos, la bancada priista podría cometer hoy un error grave al votar por la disolución de la terna o escoger al que garantice la complicidad institucional. El único de los candidatos a la ASF que vinculó el cambio de auditor superior con el sistema nacional anticorrupción fue Colmenares Páramo y su propuesta audaz fue la incorporación ciudadana en las auditorías de supervisión del gasto público y la supervisión directa de las obras desde su contratación hasta su conclusión.

Lo peor que le puede pasar a la ASF sería el continuismo de un mismo grupo en la dirección de la institución porque los saldos de corrupción han sido también producto de las formas complacientes de realizar auditorías. El riesgo en la designación legislativa de los auditores radica en el modelo de cadena de favores: un voto a cambio de auditorías a contentillo.

De acuerdo con el auditor seleccionado, la Auditoría puede ser otro sexenio más el elefante blanco que no sirva para supervisar el ejercicio del gasto o el organismo ciudadano encargado de cortarle las uñas a los funcionarios corruptos del partido que gane la Presidencia.

Política para dummies:La política es lo que no es pero que debiera ser.

Si yo fuera Maquiavelo: “Los hombres hay que conquistarlos o eliminarlos, porque si se vengan de las ofensas leves, de las graves no pueden; así que la ofensa que se haga al hombre debe ser tal que le resulte imposible vengarse”.