En barata, las palabras

 

La ciudadanía, en las redes sociales, con palabras se da de moquetes virtuales... En barata están las palabras


México parece que no cambia: desde las alturas del poder se atenta contra la credibilidad; en las calles, la violencia cotidiana y la inseguridad campean; en provincia, el ajuste de cuentas entre grupos delictivos y grupos de poder político da por resultado alcaldes ajusticiados, manejo de un fideicomiso creado para atender a los damnificados del S-19 y utilizado para la campaña política de los candidatos de Morena; secuestro de menores; robo a casashabitación, asalto a mano armada…

La ciudadanía, en las redes sociales, con palabras se da de moquetes virtuales y la rabia a flor de piel se aparea con el insulto y la descalificación para enaltecer las virtudes y defectos de los partidos, de los militantes rivales. En barata están las palabras.

Tan dúctiles, tan maleables en estas horas poselectorales, que Octavio Paz viene a la memoria: “Dales la vuelta,/ cógelas del rabo (chillen, putas),/ azótalas,/ dales azúcar en la boca a las rejegas,/ ínflalas, globos, pínchalas,/ sórbeles sangre y tuétanos,/ sécalas,/ cápalas,/ písalas, gallo galante,/ tuérceles el gaznate, cocinero,/ desplúmalas,/ destrípalas, toro,/ buey, arrástralas,/ hazlas, poeta,/ haz que se traguen todas sus palabras.”

En la radio, la tele, medios impresos, portales de internet, redes sociales, la rabia se expresa tachando al otro de corrupto, falsario, chairo, antichairo, inmoral, come-cuando-hay, mentiroso, incongruente, mesías, maromero, lleno de maldad, amlove, pueblo bueno, prianista, pejada, viejito, fraudulento, progre, prieto, especulador, difamador, vil, vengativo (días antes era confiable)…

Uno se siente más seguro en el vecindario que en la web: si de compras andas en el mercado, saludas a los vecinos que a lo mismo se dedican y no hay pex.

Si alguien saca a colación el tema de las elecciones, se da por sentado que hay ganador indiscutible y tan tan, a otra cosa, mariposa. La vida es corta, además importa, recordamos algunos versos.

En la tortillería, a la hora de comprar el pan, en la purificadora de agua, mientras le llenan el garrafón, la plática se va por el rumbo de que si las lluvias, que si los calorones, las vacaciones escolares: a ver en qué se entretienen los chamacos mientras vuelven a clases; hacen falta talleres de verano, cursos de capacitación en el barrio, la iglesia y mercados para entretener a los chavos mientras hacemos las compras…

Como que el México bronco está bien apergollado; a nadie parece interesar que los diablos o los tigres se suelten. Si la cosa es calmaaada, dijo Clavillazo. A no ser que la antena esté descompuesta y no capte malas vibras en el entorno inmediato.

El mentado hartazgo por el priismo malas mañas, hasta el momento, parece haberse desfogado a través de las urnas y sus derivados poselectorales. Aunque preocupa que en las redes sociales circule más propaganda qué información, que se justifique el “sí defraudó, miento, engaño, pero poquito en comparación con los demás”; preocupa la resignación expresada como “de los males, el menor”, el modelo Layín: Hilario Ramírez, exalcalde de San Blas, Nayarit, a quien Auditoría Superior del Estado denunció penalmente por presunción de peculado, ejercicio indebido de funciones y lo que resulte, a raíz de la venta de un terreno municipal en 12 millones de pesos, pese a estar valuado en 32 millones de pesos, hecho que justificó con la frase: “Que le robé a la Presidencia… Sí le robe, poquito, porque estaba yo bien pobre”.

Preocupa lo expresado en un tuit por Héctor de Mauleón, y que quizá desearan que se convirtiera en tendencia para el diálogo de sordos: “Según el artículo 41 constitucional, la ley anulará las elecciones federales cuando `se reciban o utilicen recursos de procedencia ilícita en las campañas´.

Pero claro, eso no importa. Nomás lo dice la Constitución”.

La Constitución. Ese documento o señora que diversidad de caricaturistas ha dibujado violada, golpeada, ultrajada, pisoteada, y a la que se invoca a conveniencia de cada contrincante.

Y sin embargo, la vida sigue muy a la manera de los simples mortales, preocupados más por el día a día que por el ansia de poder de los partidos y las canonjías que de él derivan, carnosas, jugosas, “bien copeteadas” para una clase política a la que esos simples mortales importan un carajo, aunque aparezcan en sus discursos para justificar sus vicios privados, disfrazados de virtudes públicas.

A la Estafa Maestra, que consistió en desvíos millonarios de dinero público mediante empresas inexistentes, se opone la acusación de mal uso de los recursos del Fideicomiso “Por los demás”, creado para ayudar a damnificados del sismo del 19 de septiembre del año pasado.

Es la “Guerra de las Bacinicas”, donde los bandos involucrados hurgan y encuentran heces más hediondas, a las que exhiben y reparten entre el público para que las arroje a quien considere blanco idóneo. Después del Mundial de Futbol, es el espectáculo que los protagonistas de las Elecciones México 2018 brindan a propios y extraños.

Mientras el asunto de ahí no pase. Mientras la paz se preserve en barrios y colonias… Más nos vale que así sea.