En La Nana, La leyenda de una máscara

 

¡ Santo-Santo-Santo!, gritaban los chamacos en el ring que armaban en el baldío


¡ Santo-Santo-Santo!, gritaban los chamacos en el ring que armaban en el baldío, luego de la matiné que proyectó una triada de películas de luchadores en el ya desaparecido Cine Maravillas de Ciudad Neza, del cual salían tirando patadas voladoras, aplicando llaves chinas, costalazos, inclementes piquetes en los ojos a los rudos enfrentados al Enmascarado de Plata.

La remembranza, porque el próximo jueves a las 17:00 horas proyectarán el largometraje La leyenda de una máscara*, dirigido por José Buil: poeta, cuentista, director, guionista y editor cinematográfico nacido en Celaya, Guanajuato, el 19 de marzo de 1953. Hace unos años, entre sorbo y sorbo en el legendario Café La Habana, recordamos con él cómo se originó esta cinta; prófugo de la carrera de médico cirujano, Pp estudió Periodismo y Comunicación Colectiva en Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM; después ingresó al Centro de Capacitación Cinematográfica, donde filmó el mediometraje Adiós, adiós ídolo mío, su tesis: acercamiento al cine de luchadores, considerado género menor; no obstante, sentó las bases para un largometraje: La leyenda de una máscara, con las actuaciones de Héctor Bonilla (El Ángel Enmascarado), Damián Alcázar (Olmo Robles), Gina Morett (Lina Roma), Gabriel Pingarrón (Zamarripa), María Rojo, Octavio Famoso Gómez, Ángel Fernández y Roberto Cobo…

Pepe Buil conoció al Santo en 1979, gracias a la entrevista que propuso al director de la revista Su otro yo, Vicente Ortega Colunga. “Me pareció muy divertido platicar con una persona que te decía: mira manito, si me ves con máscara nunca me vas a reconocer, escucharás mi voz pero no sabrás quién soy. Tengo esa ventaja sobre ti”.

Rodolfo Guzmán, Santo el Enmascarado de Plata, andaba en la calle sin las molestias que ocasiona ser un ídolo popular bueno que lucha contra el mal. Santo arribó a la cultura de masas por las películas de luchadores y la historieta, lanzada por José G. Cruz, autor, editor, guionista, director de los cómics más vendidos de la industria; tomó al luchador de éxito y lo lanzó como superhéroe.

La entrevista fue posible gracias a la amistad de Ortega Colunga con Carlos Suárez, representante del Santo; Pepe acudió a la cita en una mueblería propiedad del Enmascarado de Plata, en avenida Culhuacán y Ermita Iztapalapa.

De ahí lo trasladaron al refugio del superhéroe, su casa.

Pp pidió a sus amigos Roberto Diego, Víctor Navarro, Rafael Vargas, Arturo Trejo, preguntas para el Santo; le atrajo la idea de un hombre que podía recibirlo como el Enmascarado de Plata y quedó fascinado cuando entró a su despacho, donde guardaba trofeos, diplomas, reconocimientos; las máscaras que arrancó a sus contrincantes en el ring, y fotos con todos los presidentes de la República: López Mateos, Díaz Ordaz, Echeverría…

Buil decidió hacer una peli sobre la decadencia del héroe; escribió el guión para Adiós, adiós ídolo mío; abordó al personaje con mucha frescura, producto de no haber asistido durante su infancia a las funciones de lucha libre ni a las triples del cine de luchadores. Filmó y presentó la cinta en la librería Gandhi, al sur de la ciudad; muchos de los asistentes, fanáticos del Santo, consideraron la cinta una burla abierta al ídolo de las multitudes. Entre el público sí hubo familiares del Santo que intentaron agredir al director.

–Después de Adiós, adiós ídolo mío pensé que mi siguiente proyecto sería una peli donde reivindicaría al superhéroe mexicano; el resultado fue un largometraje sobre el Santo, un poco en la línea del recién estrenado de Martin Scorsese Toro Salvaje; aplicando esa estructura narrativa escribí mi guión; originalmente se llama La leyenda del Enmascarado de Plata, así me lo aprobaron en el entonces Imcine para filmarlo.

“Ya preparando la filmación, el Conacine dijo que no podía hacerla sobre el Enmascarado de Plata porque los familiares del Santo se habían negado rotundamente a que yo hiciera algo, por el supuesto agravio infligido con Adiós, adiós ídolo mío. Entonces con Poncho Morales – investigador de la cultura popular nuestra– buscamos el nombre que tendría el personaje”.

Así surgió el Ángel Enmascarado, personaje central de La leyenda de una máscara, donde –según sinopsis de la Cineteca Nacional– “campea un saludable aire de sencillez y parodia sutil. Se han tomado algunos rasgos fundamentales del cine de luchadores y se han alternado con otras propuestas que resultan coherentes para dar como resultado una obra actual… Inspirado en El Santo, es objeto, tras su muerte, de una investigación meticulosa por parte de un alcohólico periodista, quien nos revelará el origen humilde, el inicio y el esplendor de la carrera del ídolo, y a los personajes que, alrededor de él, se han alimentado de su éxito”.

De Buil son también La línea paterna y el video documental La balada de John O´Reilly; codirigió El cometa con Maryse Sistach y de ella produjo, adaptó y editó Perfume de violetas.