En un año

 

Se elegirá al nuevo presidente de México


En un día como el pasado 1 de julio, pero dentro de un año se elegirá al nuevo presidente de los Estados Unidos Mexicanos.

Tenemos de frente 12 meses en los que proliferarán toda clase de golpes, bajos, altos, medianos, con sangre o sin ella. Sin embargo, la abstención, el descrédito, el desánimo y la multiplicación de nuestros problemas no deben disuadir a todo aquel que busque ejercer su voto y elegir a su gobierno.

En ese contexto, después de que el INE firmara el viernes pasado un convenio de apoyo y colaboración con las organizaciones Casa Puebla de Nueva York y Fuerza Migrante con el fin de promover el voto de los mexicanos que residen en el extranjero, quiero llevar el foco de atención a ese aspecto.

Y es que, “El Dorado latino” que existe en Estados Unidos es una comunidad que rara vez hace uso de sus derechos aquí en México y del otro lado de la frontera. Por lo tanto, si cumplen con el trámite que dé a su voto la legalidad requerida, tendrán en la punta de sus dedos el poder que marcará la diferencia en la elección de 2018.

En un esquema en el que se supone que llevaremos una votación a tercios y donde el próximo presidente, lidiando con el abstencionismo, aspira al triunfo con sólo obtener 20 por ciento de los votos de la lista nominal; el impacto del voto de los paisanos que están en EU puede suponer un cambio considerable.

Pero además, a diferencia de otros momentos, quienes pueden ejercer su derecho al voto no sólo son los que están instalados allá con o sin miedo, con dólares, con remesas, con familias, sino que ahora también son los que han sufrido la agresión de un sistema que inició con Trump, el cual los ha dejado como carne de cañón de la frustración estadounidense.

El próximo presidente de México está en las manos y en los votos de nuestros connacionales en Estados Unidos. Y para obtenerlos no basta con comer en los restaurantes de la Quinta Avenida o reunirse con los que están más asentados, porque lo que se necesita es una política de solidaridad eficaz que vaya más allá de las contestadoras telefónicas de los consulados y de los grandes eslóganes que aseguran que “México está contigo”.

Necesitamos que el Estado mexicano se vuelque y financie a las organizaciones sociales de los paisanos y que ellos, a su vez, entiendan que su fuerza, su presente y su futuro dependen de su voto.

En principio el que emitan el 1 de julio, justo dentro de un año, y después los que puedan –puesto que son millones los que están en condiciones de votar en los dos países– que no dejen pasar la oportunidad de devolverle al vecino del norte el daño infringido en forma de voto en las elecciones intermedias de noviembre de 2018.

@antonio_navalon