Esperando a Meade

José Antonio Meade. Foto: Cuartoscuro 

La capacidad de expansión y los alcances de ese “tiranosaurio rex”


Todo el mundo espera ver cuándo comenzará la campaña del candidato ciudadano José Antonio Meade.

Ya han pasado algunas semanas y lo que hemos visto es la capacidad de expansión y los alcances de ese “tiranosaurio rex” que es el partido tricolor, capaz de comerse todo y a todos.

Tal vez la única manera de cabalgar un T-Rex es pensar que, así como pasó en el cuento de Jonás y la ballena, ésta intentó comerte y te guardó en sus entrañas para controlar tu cerebro desde adentro, aunque el mayor riesgo sea que la ballena termine por devorarte.

Meade todavía no ha empezado su campaña. Lo que ha hecho hasta aquí, es recorrer todo el ritual priista.

Aunque si es tan priista –y en muchas cosas coincido con él respecto al papel que jugó el PRI en la historia del país– y de verdad se siente tan bien y piensa que el pueblo de México le debe un reconocimiento, entonces no hay nada más fácil que afiliarse al partido y dejar de lado lo del candidato ciudadano.

Porque si de lo que se trata es de convocar a la ciudadanía a través de una experiencia de gobierno –demostrada en muchas secretarías–, en ese caso todos los elementos que le acompañan en este recorrido antes de empezar su campaña, deberían saber que, salvo que no quieran que Meade sea el candidato, no tienen por qué aplastarlo tanto con figuras relevantes dentro del PRI, que no han sido precisamente consagradas por sus éxitos.

Ahora, el Estado de México –¡Oh el Edomex! Tan cerca y tan lejos. Tan singular, con su Isidro Fabela, con su profesor Hank y con sus dos presidentes– ya es para la Ciudad de México lo que un terrible efecto contaminante es para la humanidad.

Todo empezó con la rebelión íntima y personal del antiguo regente Manuel Camacho contra el PRI y el origen del partido. Se podría decir que el monstruo engendrado por tanto clientelismo liberó en el terremoto del 85, desde las entrañas del sistema, todo lo necesario como para que la Ciudad de México cambiara al régimen del sol azteca.

A partir de ahí el entonces gobernador mexiquense Alfredo del Mazo pensó que la Ciudad de México se podía controlar desde el Edomex y naturalmente eso fue un grave error.

Ahora Eruviel Ávila es el vicecoordinador de la campaña del precandidato del PRI. ¿Cuántos vicecoordinadores más le van a poner?

Y una vez que se acabe toda la aportación de talento priista, Paco Olvera como delegado especial del PRI en la Ciudad de México, Eruviel para la campaña y Nuño para acariciar las estrellas del mañana, ¿qué va a quedar de Meade? ¿Qué campaña va a hacer? ¿Quién es José Antonio Meade?

@antonio_navalon