Revisionismo histórico

 

Si algo tenemos que reclamar a Estados Unidos (EU) es su política expansionista que logró florecer a causa de nuestras desavenencias históricas y las divisiones provocadas por las ideologías que nos hemos planteado como sociedad, y que siguen dividiéndonos más cada día. Monárquicos e independentistas, liberales y conservadores, gobiernistas y “revolucionarios”, y ahora derechas e izquierdas. Bien decía Porfirio Díaz que la única diferencia entre México y […]


Si algo tenemos que reclamar a Estados Unidos (EU) es su política expansionista que logró florecer a causa de nuestras desavenencias históricas y las divisiones provocadas por las ideologías que nos hemos planteado como sociedad, y que siguen dividiéndonos más cada día. Monárquicos e independentistas, liberales y conservadores, gobiernistas y “revolucionarios”, y ahora derechas e izquierdas.

Bien decía Porfirio Díaz que la única diferencia entre México y EU consiste en que cuando un candidato presidencial gana en el vecino del norte, todos se unen en torno suyo, mientras que en México el principal trabajo de los demás es hacer de todo para que el ganador fracase. Por desgracia expresa nuestra identidad en la forma de concebir y hacer eso que denominamos política.

Después del fracaso que significó para el presiente Enrique Peña Nieto la vista de Donald Trump, las críticas de los opositores se volvieron salvajes rasgándose las vestiduras y acusándolo de haber empeñado y empañado el decoro nacional por haberlo recibido en la Residencia Oficial de Los Pinos.

Quizá lo que no han entendido es que un Presidente de la República está obligado a hacer “diplomacia”, que se desprende del estudio de los intereses y las relaciones que se dan entre los Estados, a lo cual hay que sumar que Donald Trump tiene muchas posibilidades de alcanzar la Presidencia de Estados Unidos.

Entre las voces que se alzaron para criticar el “atrevimiento presidencial” solamente ha resonado una que parece tener la moderación y un razonamiento suficiente para prevenir lo que pudiera presentarse, si gana el candidato republicano. Armando Ríos Piter, Senador de la República por el Partido de la Revolución Democrática, anunció la presentación de un proyecto de ley para que México revise setenta y cinco tratados bilaterales que tiene con EU en caso de que el estridente candidato republicano ganara.

El senador guerrerense pone especial énfasis en analizar el “Tratado de Paz, Amistad, Límites y Arreglo Definitivo entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de America” de 1848, también conocido como el Tratado de Guadalupe-Hidalgo”, que puso fin a la guerra entre ambas naciones y determinó que la mitad del territorio mexicano pasara a ser propiedad de EU. Así se conformaron Texas, Nuevo México, California, Nevada, Arizona, Utah, y zonas de Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma.

La invasión que sufrimos en 1847 forma parte, hasta ahora, de la guerra más injusta que hemos padecido a causa del expansionismo norteamericano; y creo que la propuesta del Senador Armando Ríos Piter tiene mucho de esa justicia que nunca hemos podido reclamar por causa de nuestras divisiones ideológicas y por la mezquindad social que mantenemos.

La revisión histórica primero, y la posterior lucha por la reivindicación territorial y económica en las instancias internacionales después, podrían ayudar con mucho a frenar las intentonas de sojuzgamiento que pretende imponernos el candidato republicano.

Al tiempo.

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