¡Eureka! de John Grant

 

Un recuento de hombres y mujeres que han transformado al mundo


El mensaje central de esta antología biográfica radica en que el avance del conocimiento científico se debe exclusivamente al entusiasmo cognitivo del sujeto por saber los límites de su idea sobre un fenómeno, lo cual no para con el éxito en la producción de algún invento por sí misma, o en el perfeccionamiento de la técnica en el inventor; la admiración por el hallazgo (eureka, en griego); tampoco se detiene en la comprobación del descubrimiento o con su exhibición formal. Las personalidades científicas fundamentales de la Historia se consolidaron por haber precisado sus conceptos hasta convertirlos en fórmulas universales, a tal grado que se quedarán como leyes de cara al futuro.

Originalmente, la observación científica se orientó hacia los límites exteriores, como el cielo y los planetas; más tarde nació la curiosidad por los lindes interiores, como el subsuelo y el océano. El análisis de la realidad ante el horizonte lejano y el cuidado de la situación inmediata conducen el conocimiento experimental con eficiencia; hay investigadores que avanzan en la técnica, lo cual resulta en un invento, ya sea instrumental o sustancial; otros científicos siguen al fenómeno para manipularlo y delimitarlo; pero existe, entre éste y aquel, el especialista que funge como ayudante o discípulo, este último aspecto es ampliamente abordado por John Grant. El también científico inglés escribe con estilo irónico para destacar los aspectos paradójicos de los personajes ante su descubrimiento o su invento: a veces casual, a veces intencional. El tono informal del libro produce el efecto más importante tanto para el investigador especializado de hoy como para el lector común.

Un tema relevante es el desempeño del financiamiento, porque resulta fundamental para el desarrollo del ingenio científico, ya que los libera de las ataduras cotidianas; pero, por otro lado, el dinero es motivo de competencia, envidia y sabotaje. De tal modo que no todos los científicos han sido polímatas (hábiles en varias áreas del conocimiento a la vez), pero los más destacados –a los que se debe gran parte de la historia de la ciencia– optaron por no ser sabelotodos, y se dedicaron a producir fórmulas y precisar conceptos ante algún descubrimiento o para perfeccionar algún invento.

Personalidades de la ciencia destacan no precisamente por haber tenido una función importante, más bien sobresalen por haber traducido la obra, ayudado en algo o continuado con alguno que otro investigador ya consagrado, aspecto en el John Grant abunda. El avance científico es uno para toda la humanidad, pero se debe a los retrocesos individuales aislados, una cosa conlleva a la otra; esto es lo que revoluciona a la tecnología y a la ciencia misma.

John Grant

¡Eureka!

Ediciones B

No ficción

285 páginas