FARC

 

La guerrilla colombiana se convirtió en un monstruo incontenible


La señal de paz que envió el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y la guerrilla de las FARC tiene un mensaje de que el país comenzará a transitar por un modelo democrático más plural y, para los socios comerciales, es una señal positiva de que se debe tener confianza en el país.

La guerrilla colombiana surgida hace más de medio siglo se convirtió, a lo largo de los años, en un monstruo incontenible.

Sus redes e intereses rebasaban la lucha guerrillera. El conflicto colombiano se agudizó y se prolongó en las dos últimas décadas debido a que el negocio del narcotráfico permeó de manera directa la actividad de los actores insurgentes, y de manera indirecta al actor armado estatal pro medio de la implementación de las políticas globales de seguridad. Este vínculo entre guerra y narcotráfico sólo fue posible gracias a las oportunidades ofrecidas por el contexto global de las economías ilícitas y de la política de seguridad internacional.

En Colombia las FARC estaban comprando, además de tierras, maquinarias y vehículos pesados para trabajar y conseguir recursos para el sostenimiento de la guerrilla. Incluso, el movimiento armado encontró un nuevo combustible para su economía de guerra, mediante la imposición de tributos sobre 80 por ciento de las actividades relacionadas con la producción y exportación de cocaína, llegando a obtener alrededor de 140 millones de dólares provenientes de esa actividad.

Las relaciones comerciales de las FARC con el narcotráfico permitieron la acumulación de ingresos económicos considerables para el sostenimiento y crecimiento material de la organización.

Las tendencias globalizadoras se materializaron en la suscripción de acuerdos de integración, mercados comunes o zonas de libre comercio, la generalización de estrategias encaminadas a atraer inversión extranjera y la creación de condiciones para suscitar el interés de las grandes empresas transnacionales, así como en el rigor macroeconómico, la preservación de un sano equilibrio fiscal y las políticas de privatización de activos y servicios estatales.

Tanto el gobierno como el sector privado podrán reorientar sus recursos hacia actividades más productivas.

El anuncio del gobierno de Bogotá y de las FARC, en el sentido de comenzar los diálogos para un eventual proceso de paz, podría sembrar las condiciones para que la economía colombiana tenga una limitación menos en su desarrollo.

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@drcamartinez