Frustración colectiva

 

El PRI está intentando nuevamente volverse competitivo en la CDMX


Sin lugar a dudas hace hace mucho tiempo que la militancia del tricolor no tenía un candidato competitivo a la Jefatura de Gobierno como es el caso de Mikel Arriola, quien ha logrado avanzar en la conciencia de los que aquí radicamos, lo que sus antecesores nunca pudieron. Y no es que se necesite mucha ciencia para entender la etapa en que se encuentra la otrora aplanadora, pero difícilmente saldrá avante manteniendo la tónica que desde hace 20 años lo sitúa fuera de competencia.

Pareciera que la delincuencia llegó para quedarse en los partidos políticos. Pero también hay que decir que a muchos los hicimos nosotros mismos con nuestra pasiva actitud al permitirles el saqueo indiscriminado de las arcas públicas, y lo peor es que seguimos votando por ellos. La animadversión de los capitalinos hacia los tricolores edificó a la banda de saqueadores más voraces de la historia del otrora Distrito Federal.

Los hurtos que antaño se contaban en decenas de millones de pesos pasaron escandalosamente a convertirse en centenas cuando la primera generación de gobernantes del Partido de la Revolución Democrática inició su curiosa forma de concebir el alcance del poder, y decidieron que no habría segundas oportunidades para construir su propia “comalada de ricos” y pusieron manos a la obra de forma inmediata.

Hoy el Partido Revolucionario Institucional está intentando nuevamente volverse competitivo con un hombre que ha sido exitoso deportista y probo funcionario público, y que además ha mostrado y demostrado eficiencia a toda prueba en los lugares donde ha prestado sus servicios. Para decirlo de otra forma, el candidato que está compitiendo por la otrora aplanadora tricolor, ha sido honesto, eficiente, y un verdadero profesional de la administración pública.

Pero Mikel Arriola tiene un severo problema encima, y se llama Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, quien ha comenzado a mover sus tentáculos para evitar que le quiten las posiciones que tiene y mantiene en cada uno de los distritos electorales de la capital de la República. Hasta ahora, y a pesar de su pasado delincuencial en el manejo de las arcas tricolores, que es dinero que proviene de nuestros impuestos, ha sido dueño de la mayor parte de los distritos electorales. Para decirlo más claro, mantiene 15 de 24 distritos electorales federales, y 22 de 33 locales. Así de simple sigue siendo su poder político.

Y así seguirán las cosas hasta que la dirigencia nacional del tricolor decida que ha llegado la hora de echar a la delincuencia organizada de sus filas. Pero también hay que señalar que la actitud porril del señor Gutiérrez de La Torre es menos dañina que la voracidad delincuencial de muchos gobernadores.

México y los mexicanos no merecemos ninguno de estos dos grandes males, pero por ahí anda uno perdonando pecados y otorgando indulgencias de forma gratuita. Al tiempo.

Vladimir. [email protected]