Gladiadores y esgrimistas

 

Beltrones y Döring o Döring y Beltrones son dos de los referentes más reconocidos de sus respectivos partidos


Antiguos conocidos desde el Senado de la República, donde tuvieron que enfrentarse muchas veces y operar juntos otras tantas, Manlio Fabio Beltrones Rivera y Federico Döring Casar, tienen hoy un nuevo cara a cara con motivo de las elecciones del próximo 5 de junio en Tamaulipas.

Beltrones y Döring o Döring y Beltrones son dos de los referentes más reconocidos de sus respectivos partidos y hoy vuelven a estar frente a frente. Miembros de diferentes generaciones y también alumnos de políticos de otros tiempos, que en su momento se enfrentaron pero también supieron encontrar la forma de trabajar en conjunto para transformar a México, hoy estos dos protagonizan un nuevo choque mediático por acusaciones sobre intervención operativa del narcotráfico en la elección del próximo gobernador tamaulipeco.

Federico Döring tiene 45 años y Beltrones 64. Son casi 20 años de diferencia y una generación completa la que los separa. Pero en este y otros casos, no todos, esa diferencia de edades no es un obstáculo para enfrentarse y también para entenderse. Curiosamente, los formadores de estos dos políticos también tenían una importante diferencia de edades y eso no evitó que, más allá de sus diferencias, aprendieran a encontrar acuerdos y a construir juntos. Manlio Fabio se graduó en la política y entendió la forma de tomar decisiones de alto impacto en la oficina de Fernando Gutiérrez Barrios; Döring hizo lo propio, y se formó además como profesional de la carrera legislativa, bajo el padrinazgo de Diego Fernández de Cevallos. En su momento, durante la primera parte del sexenio salinista, cuando las reformas modernizadoras avanzaron dentro del PRI y el PAN aprendió y aceptó que para gobernar, hay que saber negociar sin que eso signifique claudicar. Muchos de los principales acuerdos se construyeron gracias al respeto que Gutiérrez Barrios y Fernández de Cevallos aprendieron a tenerse. Entre ellos no había ni amistad ni complicidad, pero sí había confianza en que cada uno cumpliría la palabra cuando la empeñaba.
Cuando se conocieron en el Senado, Döring le pidió por escrito a Beltrones la información sobre los gastos de un “paquete” de senadores priistas dedicados al proselitismo electoral. La respuesta le llegó rápidamente al entonces joven senador panista en un par de cuadernillos. En ellos, además de lo que requería, el ex gobernador de Sonora le hacía llegar el registro de gastos, con cargo al Senado, de Juan de Dios Castro en una larguísima lista de actividades permanentes en Durango, de donde Castro es originario, orientadas a promover su imagen. Döring estudió los documentos, valoró y no hizo más que agradecer, reconocer el colmillo retorcido de Beltrones, y archivar el asunto. Tiempo después hubo necesidad de que el PAN y PRI unieran fuerzas en el Senado en algún asunto complicado, y cuando le preguntaron a Beltrones con quién quería operarlo, sin dudar expresó que con Döring, porque en su opinión sólo en él veía el temple para no dejarse intimidar y cumplir lo que se acordaría.
El panista ya podría presumir que pocos en su generación, sin importar a qué se dediquen, han logrado captar la atención de Manlio Fabio. En lugar de eso, Döring ha preferido encabezar a su partido para responder a Beltrones, calificando su acusación sobre órdenes de los cárteles del narcotráfico en Tamaulipas para apoyar al candidato panista Francisco García Cabeza de Vaca, como una “escaramuza electoral”, e invitando a que se formalice una denuncia.

Los dos, Beltrones y Döring son buenos para polemizar y mejores para operar. Los dos son duros, entre los más duros de sus partidos cuando se trata de fijar posición, algo propio de los gladiadores. Los dos además saben negociar, hacer compromisos y hacer cumplir los acuerdos más allá de cualquier presión cuando se trata de sumar, como lo hacen los esgrimistas en la política.

Twitter @EnvilaFisher