Correr en el Gobierno

 

El problema de los pueblos como el nuestro es que cuando algo sucede es muy difícil de controlar


Mientras veía correr a nuestro presidente con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau –el hijo favorito de Pierre y Margaret Trudeau– pensaba en que ojalá hubiera rutas para correr y a la vez convivir con la gente a pesar de la presencia del servicio secreto. Y ojalá que las carreras en los gobiernos, basadas en su origen y herencia, tuvieran un destino claro.

En esta carrera en la que se encuentra el gobierno de nuestro país, tal parece que llegó el momento del cambio. Sin embargo, mi pregunta es: ¿cambio para qué?

Ya que a estas alturas es evidente que los problemas políticos estructurales a nivel interno son muy graves. Y también es evidente que las palabras no es que se las lleve el viento, sino que pueden llegar a ser la mecha que incendia el polvorín social.

Tal y como le sucedió a aquella reina de Francia –de origen austriaco– que al percatarse del hambre de su pueblo pronunció la célebre frase: “si no tienen pan, que coman pasteles”. Situación que terminó por contribuir al estallido de la Revolución Francesa aquel 14 de julio de 1789 con la toma de la Bastilla.

Ahora, las palabras de nuestros gobernantes podrían tener el mismo efecto que tuvieron las de María Antonieta.

Y es que, la corrupción ya está aquí y la crisis económica también. Y en ese sentido un cambio es positivo, sin embargo, no sólo se trata de cambiar el alfil y el caballo de casilla, sino que el problema radica en definir si el juego en verdad es ajedrez o son damas, y así decidir si ya se puede ejecutar un jaque mate.

En ese contexto, ya estamos muy cerca de que la teoría del pacto entre el PRI y el PAN –así como ocurrió en el año 2000– vuelva a cabalgar por las praderas nacionales. En donde más de uno ve al presidente panista, Ricardo Anaya, como el perfecto instrumento ejecutor que puede garantizar la impunidad actual.

El problema de los pueblos como el nuestro, donde parece que nunca pasa nada, es que cuando algo sucede es muy difícil de controlar.

Y en este momento el país necesita una nueva apuesta moral y un replanteamiento para saber qué le vamos a ofrecer, primero a los mexicanos y después al ecosistema del que formamos parte como proyecto político.

En ese sentido, el PAN no tiene ningún proyecto político y el PRI lo busca entre la duda de precipitar o no la crisis para que haya un verdadero cambio a profundidad, sin olvidar que antes de pensar en contra del Presidente serían capaces de cualquier cosa.

Aunque al final del día, eso no quiere decir que todas las fuerzas al interior de PRI se mantengan sin tocar al Presidente hasta que acabe su sexenio.

@antonio_navalon