Habemus Constitución

Finalmente, después de muchos años de lucha de infinidad de personas y organizaciones civiles, la Ciudad de México contará con una Constitución Política que otorgue certeza jurídica a los capitalinos. Pese a diversas generaciones de políticos y sus partidos que escatimaron en reiteradas ocasiones una verdadera reforma política del entonces Distrito Federal que diera a la ciudad no un régimen de excepción, sino igualdad de derechos con que cuentan las demás entidades federativas.

En dicho documento se plasman temas de avanzada como la regulación del uso del suelo en el que se privilegia el interés público, el derecho a la alimentación, a la vivienda, de los grupos indígenas, de los ciudadanos afrodescendientes, a la muerte digna, al matrimonio civil igualitario y a la revocación del mandato del Jefe de Gobierno, entre otros. Uno de los temas que particularmente llamó mi atención es la modificación del sistema electoral, entendido éste como la traducción de votos es escaños. Se modifica la forma de integración de la Asamblea Legislativa.

Actualmente ésta estaba integrada con cuarenta diputados por el principio de mayoría relativa y 26 por el de representación proporcional.

En lo sucesivo serán 33 diputados electos por cada uno de los principios.

La perspectiva política indicaría que arrebatan al partido Morena –que se perfila como mayoritario– la posibilidad de contar con una mayoría suficiente para hacer gobernable la ciudad.

Mi perspectiva es que dicho escenario constituye el preámbulo de una nueva realidad política: ya no son permisibles las mayorías artificiales. Es el momento de nuevos equilibrios que generen las condiciones de nuevas formas de gobernar.

En las que predomine la búsqueda del bienestar de las mayorías, sin descuidar los derechos de las minorías. Ojalá que ello sea el preludio de una modificación en el ámbito federal.