Cuarenta mil

AMLO dará seguimiento a la elección del 6 de junio
 

Sin duda López Obrador es quien tiene un voto duro suficientemente fiel


Puede decirse que son muchos y también que no son suficientes, pero lo único que no puede afirmarse es que fueron pocos quienes atendieron la convocatoria de Andrés Manuel López Obrador para marchar el fin de semana pasado en la Ciudad de México, en apoyo a los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.

A estas alturas, dudar de la fuerza política del dirigente de Morena es una ingenuidad que todavía seduce a quienes están acostumbrados a desestimarlo. Otra cosa es reflexionar sobre el tope de preferencias que el tabasqueño parece haber alcanzado desde hace tiempo y su apuesta a consolidar un voto duro que no crecerá prácticamente nada, y que no fue suficiente para derrotar a Enrique Peña Nieto en 2012.

Es cierto que López Obrador no bajará del 20 por ciento de las preferencias electorales prácticamente por ningún motivo, pero es igual de cierto que está en el tope de sus preferencias y resulta casi imposible que siquiera se acerque de verdad al 30 por ciento que lo volvería competitivo.

Desde esos rangos como piso y techo de López Obrador, los priistas parecían estar cómodos pensando en que su voto duro les garantizaba alcanzar aproximadamente el 29 por ciento de los sufragios con un candidato aceptable.

Sin embargo, el 5 de junio pasado mostró la posibilidad real de otro escenario: un electorado dividido no en tercios sino en cuatro o quizá más partes, en el que alrededor del 24 por ciento de los sufragios volverían auténticamente competitivo a un candidato, entre otras cosas porque el 29 por ciento de preferencias garantizado por el voto duro priista se hubiera desplomado empujado por un electorado más activo, dispuesto a castigar antes que a premiar, con su voto.

Eso, que antes parecía una imposibilidad, repentinamente se convirtió en uno de los escenarios más atendibles, pero no sólo por la crisis de legitimidad que acompañaría al próximo presidente, sino porque con esos porcentajes cualquier candidato sólido podría ser competitivo. Y dentro de los candidatos más cualquiera, sin duda López Obrador es quien tiene un voto duro suficientemente fiel y consolidado como para colocarlo en condiciones de competitividad.

Respaldar a los integrantes de la CNTE que han traficado de todas las formas posibles con el presupuesto y los espacios administrativos dedicados a la educación, parece la forma más segura de divorciarse de la sociedad.

Sin embargo, cuando se tiene una base de seguidores absolutamente fiel, convencida incluso de que la lucha de la CNTE es justa y la Reforma Educativa que les retira privilegios, un intento de privatización, un líder puede hacer apuestas tan arriesgadas como esa, pues no sólo no arriesgará seguidores ni puntos de preferencias; lo que conseguirá será consolidar su voto duro, y llevar a su causa grupos realmente organizados.

@EnvilaFisher