Hillary: Lady Macbeth en la Casa Blanca y el sonambulismo del poder

 

Sólo 54 por ciento de mujeres votaron por ella


La evaluación de la derrota de Hillary Clinton contiene un dato revelador: a pesar de que se le invistió de una representación de género respecto al empoderamiento de una mujer en la Casa Blanca frente al discurso reiterativo de misoginia de Donald Trump, sólo 54 por ciento de mujeres votaron por ella y una cifra alta –42 por ciento– por el republicano.

Este dato podría ayudar a explicar las razones por las que Hillary se negó a explotar su condición de mujer porque en el inconsciente colectivo la femineidad está asociada a la debilidad de carácter. En el fondo, Hillary quiso ser la Lady Macbeth en la Casa Blanca debido al hecho de que el poder es masculino.

A lo largo de la construcción de su candidatura Hillary rechazó la imagen femenina, nunca apareció con vestido y siempre con pantalón como para reafirmar su característica de masculinidad política, al grado de que la versión de homosexualidad no se incorporó al debate; se trataba de la masculinidad en el poder.

El Macbeth de Shakespeare hizo notar el tema de la masculinidad de las brujas adivinadoras de su futuro –sin duda sois mujeres, / mas vuestra barba me impide pensar / que lo seáis– que al final fue endosada a su esposa, quien para reafirmar sus ambiciones de poder hizo resaltar la masculinidad a la hora de la toma de decisiones criminales drásticas.

El uso del pantalón, los gestos de firmeza, el énfasis en discursos que hablaban de la toma de decisiones “a las tres de la mañana”, la autoexaltación en toma de decisiones como el asesinato de Osama bin Laden o la crisis en Libia vendieron una mujer ajena a la femineidad que la población femenina quería exaltar.

El voto femenino estadounidense pareció entender las confusiones de imagen de Hillary y no compró el empoderamiento femenino de una mujer que asumía el poder como el poder masculinizado. Ahí se pudo haber localizado la desconexión de Hillary con la mayoría femenina; las acusaciones contra Trump por misoginia y abuso femenino se agotaron con la incorporación de la mediocre actriz Alicia Machado por las burlas de Trump a su exceso de peso.

La otra imagen que pareció ser contraproducente fue la de un Bill Clinton acarreado a la campaña con todo y su desprestigio por los abusos sexuales que Trump colocó en el debate de la campaña con la larga lista de mujeres que denunciaron casos de violación por el ex presidente. El debate sobre la condición de first gentleman cayó en la burla. Y las fotos presentando a Bill con rostro de sumisión no ayudaron a la imagen de campaña: más bien recordaron la queja de Lady Macbeth a su marido por débil y sumiso:

“Eres Glamis, y Cawdor, y serás / lo que te anuncian. Mas temo tu carácter: / está muy empapado de leche de bondad / para tomar los atajos. Tú quieres ser grande / y no te falta ambición, pero sí la maldad / que debe acompañarla. Quieres la gloria, / mas por la virtud; no quieres jugar sucio, / pero sí ganar mal.”

El destino final se Lady Macbeth fue el suicidio pero –a diferencia de Julieta– fuera del escenario, luego de deambular como sonámbula por los pasillos del castillo. La despedida de Hillary en su discurso final al día siguiente de la derrota recordó a Lady Macbeth.

Política para dummies: la política en las crisis es el arte de la realidad, no de las suposiciones.