Humanos depredadores

 

Dotar de agua y alimentos se está convirtiendo en reto de gigantes


Si pusiéramos a toda la población mexicana en una sola mancha urbana, sería como sumar a los habitantes de Tokio, CDMX, Nueva York, Sao Paulo, Bombay, Delhi, Shanghai, Seúl, Manila y Yakarta. Efectivamente estas son las 10 ciudades más pobladas del mundo. A simple vista este ejercicio no dice mucho. Pero refleja la tendencia de que el ser humano ha dejado el campo en busca de las comodidades citadinas, concentrando la oferta de los gobiernos y facilitando su labor para otorgar servicios. Es un círculo virtuoso para la calidad de vida mediata que, sin embargo, se verá afectada a largo plazo. Dotar de agua y alimentos se está convirtiendo en reto de gigantes y el medio ambiente lo está resintiendo.

Sólo un ejemplo: 70% del dióxido de carbono, acelerador del cambio climático, es aportado por las ciudades. Estos 10 conglomerados entonces, también encabezan los listados de agresiones ecológicas. De esta reflexión surgió la iniciativa Earth Hour. Comenzó en Sidney, Australia, bajo la batuta de la World Wide Fund for Nature hace 10 años. Al “apagón” inicial –que se mantiene como ejercicio central– se han sumado otras actividades. En 2011 Suecia aportó el Desafío de Ciudades que busca reconocer internacionalmente a las poblaciones que realizan esfuerzos decisivos de largo plazo para combatir el calentamiento global. Y hace tres años –2014– la ganadora fue Aguascalientes, por sus esfuerzos en materia de eficiencia energ ica para garantizar un mejor entorno futuro. Pero, el le no es como lo pintan y la gran diferencia entre la peque ciudad mexicana y las megal olis es un estilo de vida que ha convertido al ser humano en su propio depredador. Y ese es –por mucho– el reto mayor.