Impunidad marca CDMX

 

Tal y como lo señala México Evalúa, esta situación es preocupante “si se considera que sólo una mínima parte de los delitos ocurridos llega al conocimiento de las autoridades”


Muchas cosas pasan en una megalópolis de las dimensiones de la Ciudad de México, ahora llamada simplemente CDMX, y es pertinente señalar que en la mayor parte de las veces ni siquiera nos enteramos porque la vida corre vertiginosamente y no tenemos tiempo para registrar el sinnúmero de acontecimientos que se observan día tras día, en todos los rumbos, en las colonias, en las demarcaciones de las ahora alcaldías, y en los espacios de los barrios viejos de antaño, de esas poblaciones que se perdieron en el tiempo y en la inmensidad de la mancha urbana.

Muchas historias se tejen en las intrincadas vecindades del Centro Histórico, en los callejones de los pueblos que se comió la mancha urbana, en los enormes conjuntos habitacionales, en grandes unidades que suplieron el concepto de esas vecindades que albergaban a cientos de familias y donde la vida se desarrollaba a capricho de la circunstancia diaria, y de la pobreza de sus integrantes. Muchas décadas de historia guardan algunos barrios, y lo que siempre sigue ahí es esa maldita pobreza que se nos quedó grabada en la memoria colectiva y que sigue acechando para saltar sobre sus presas en la menor oportunidad.

Pero también muchas desgracias ocurren, y de ellas muy pocos nos enteramos porque la gente siempre mantiene su atención en el desarrollo de lo cotidiano y en pocas ocasiones en la ocurrencia de lo excepcional. La ciudad está viva, llena de hombres y mujeres que todos los días construyen en ella las parodias y las paradojas de su agitada existencia, pero sobre todo del abandono en que los gobiernos han mantenido a infinidad de mexicanos que han sido víctimas de la delincuencia y a quienes nadie les ha ofrecido una disculpa por la ineficiencia de los hombres y mujeres a quienes les pagamos para que trabajen para nosotros y lo único que conseguimos es una desvergonzada ineficiencia.

Relatos hay muchos, infinidad de ellos, y la mayor parte habla de ineficiencia, de abandono, de irresponsabilidad, de intereses escondidos entre autoridades y criminales, de estulticia, de sobornos, corrupción, pero sobre todo del dolor de esos hombres y mujeres que no encuentran justicia, y mucho menos comprensión a lo que han pasado, nada saben del sabor de la amargura de un ser que fue asesinado sin que la justicia se haya hecho presente. La Ciudad de México es muy cruda para la mayor parte de quienes la habitamos, pero más cruda es esa lacerante realidad del abandono de las responsabilidades por quienes tienen la obligación de velar por nosotros.

Mexico Evalúa es una organización incómoda para esos funcionarios ineficientes e ineficaces, y su mayor tesoro es la confianza de los mexicanos cuando realiza diagnósticos que muestran crudamente la estupidez de nuestros gobernantes. En la Ciudad de México 87.3 por ciento de personas han vivido la impunidad porque su caso no se resolvió, se fue al archivo, dejaron en libertad al detenido, fue suspendido el proceso, otorgaron el perdón, o por acuerdo reparatorio. Y lo peor es que esas víctimas ni siquiera fueron enteradas de obscuros arreglos.

Tal y como lo señala México Evalúa, esta situación es preocupante “si se considera que sólo una mínima parte de los delitos ocurridos llega al conocimiento de las autoridades”. La impunidad campea por todos los rincones de la ahora CDMX, esa que presuntamente gobernaba Miguel Ángel Mancera negando la existencia del crimen organizado. Esa CDMX que “no se convertirá en lugar de residencia ni centro de operaciones para la delincuencia”, como lo asegura José Ramón Amieva, heredero de las pifias del ahora líder senatorial del PRD.

Es claro que no se convertirá en hogar del crimen, porque hace años que lo es. Así de simple la impunidad marca CDMX. Al tiempo.