Aunque Margarita Zavala de Calderón y Ricardo Anaya ya se han apoderado de la precandidatura presidencial y se sienten en Los Pinos en el 2018, de manera formal el gobernador panista poblano Rafael Moreno Valle inició el largo camino hacia la misma nominación.
Y como en el PAN aún no hay nada seguro, entonces la candidatura presidencial panista comenzará a decidirse a partir de la terna ya conocida y tendrá que lidiar con lo que representan las figuras en contienda: Margarita carga con los pasivos del esposo, Anaya tiene que rendir cuentas como operador de las Reformas Estructurales priistas de Peña Nieto que hoy el PAN destroza a su gusto y el poblano llega con la victoria aplastante en su sucesión local con 11 puntos arriba del PRI y sin el PRD.
La batalla por la candidatura presidencial del PAN apenas comienza y no va a depender de los espacios de posicionamiento público de los aspirantes sino de la votación interna de los panistas, los mismos que le dieron a Felipe Calderón la candidatura en el 2006 a pesar de los deseos del entonces presidente Fox y los mismos que derrotaron al precandidato calderonista Ernesto Cordero Arroyo en el 2012. Y los panistas recuerdan que la derrota de la candidata elegida por ellos, Josefina Vázquez Mota, se explica por la falta de apoyo del presidente Calderón.
Moreno Valle es un político de tiempos y métodos de poder. Llegó a la gubernatura en el 2010 por la alianza PAN-PRD, pero su principal incomodidad en su sexenio estatal no fue el PRI sino el PRD. En la candidatura a gobernador del 2016, el PRD radical se salió de la alianza y quedó en cuarto lugar –apabullado por Morena– con apenas el 3.8 por ciento de los votos. Lo ocurrido en Puebla fue el mensaje de que el PAN no irá con el PRD en alianza para las presidenciales del 2018.
El PAN enfrenta, como en el 2000 y 2006, la posibilidad de ganar la presidencia en el 2018 porque se están configurando escenarios similares a los vividos en esas dos oportunidades: divisiones en el PRI, caída del voto y aspirantes priistas con pasivos como lastre. Sin embargo, el PAN se perfila a una división por la confrontación polarizada e irreconciliable entre el panismo no calderonista y el panismo calderonista que podría alejarlo de la posibilidad de regresar a Los Pinos.
La tercera figura en discordia – Moreno Valle– no divide al PAN, ofrece el perfil de político ganador y fue el único que aplastó al PRI de Manlio Fabio Beltrones sin el apoyo del PRD. Nacido en el PRI, Moreno Valle se salió del priismo poblano de Mario Marín Torres y desde el PAN inició la carrera hacia el poder.
En cambio, Ricardo Anaya nació del seno de la alianza PRI-PAN en las Reformas Estructurales; como presidente de la Cámara de Diputados en el 2013 logró poner una aldaba decimonónica priista a la intención del PRD de modificar las propuestas de Peña Nieto o de tratar de derrotarlas. Los priistas encontraron en el joven Anaya al portero político del edificio desvencijado del priismo reformador. Las reformas no dieron resultados y ahora el PAN de Anaya tendrá que entregar cuentas de su ingenuidad o estrategia en la alianza legislativa del 2013.
Si el PAN quiere ganar la presidencia, primero tendrá que resolver su candidatura presidencial sin conflictos y sin autodedazos madracistas.
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