Trump y Hillary, candidatos del establishment imperial

 

La política es la especial sensibilidad que busca entender la realidad para transformarla en ficción


Luego de que Vicente Fernández le cantó un corrido, la candidata demócrata Hillary Clinton le dio las gracias… a través de un vocero.

Y, claro, dijo que estaba conmovida. Sin embargo, como la política es poder, Hillary ya anunció que la reforma migratoria no será posible mientras el Congreso sea republicano, pero de todos modos pidió el voto hispano.

La animadversión que provoca el candidato republicano Donald Trump ha hecho perder de vista la racionalidad política. Hillary representa también los intereses imperiales del establishment del complejo militar-industrial-financieroenergético- seguridad nacional de EU.

De ahí que resulte más de fusión cultural que enfoque intelectual el apoyo de algunas figuras periodísticas y académicas mexicanas a favor de Hillary. Se olvidan no sólo del conflicto histórico de 1848 latente en un territorio mexicano mutilado, sino de hechos más actuales: los muros en Tijuana-San Diego, Sonora-Arizona y Baja California-Nuevo México fueron erigidos por el presidente Bill Clinton en 1994.

La familia Clinton que hoy es alabada por mexicanos vis a vis Trump fue responsable no sólo de la construcción del muro, sino de la llamada Operación Guardián que se puso en marcha para detener la migración ilegal de mexicanos hacia Estados Unidos. Lo más grave: el presidente Clinton autorizó alta tecnología bélica para utilizarla en contra de los mexicanos.

Y Barack Obama que va a cenar a un restaurante mexicano en Nueva York como mensaje electoral a los hispanos para que voten por Hillary, tiene en su haber peores engaños: se comprometió dos veces a una reforma migratoria, pero sólo para ganar votos porque sabía de antemano que carecía de estructura legislativa; a cambio de ese voto leal hispano, Obama respondió con la deportación agresiva de casi 4 millones de hispanos, al grado de que organizaciones hispanas lo caracterizaron como “el deportador en jefe”.

Lo que se decide en la elección presidencial de EU es un nuevo consenso imperial interno de la sociedad: la crisis económica articulada por las desregulaciones de Clinton, los abusos empresariales con Bush y los miles de millones de dólares de Obama para mantener los bonos de los financieros cuya codicia desconfiguró el rostro social de la Unión Americana. El terrorismo como reacción árabe a la política militarista de Bush padre, Clinton, Bush Jr. y Obama ha llevado a la sociedad estadounidense al mayor de los conservadurismos. Y la reactivación del racismo de Trump es la respuesta social al hecho de que Obama fue el primer presidente negro de los blancos.

En los hechos, Hillary Clinton es el continuismo de la política imperial, racista y excepcionalista del establishment estadounidense. Y Trump no es más que la reconfiguración del conservadurismo histórico de republicanos y demócratas.

Los estadounidenses votan por sí mismos, no por el mundo ni menos por México. Por eso Hillary mandó a un colaborador menor a decir que estaba conmovida por el corrido de Vicente Fernández y no se dignó a llamarle por teléfono.


The White House 2016: En su campaña  de 2008 Barack Obama pronunció un discurso por la paz en Berlín, pero su gobierno fue de guerra e invasión externa.

Ahora hay una iniciativa para juntar a 8 millones de ciudadanos globales contra Donald Trump… Luego de su desmayo el 9/11, Hillary redujo casi 90 por ciento su actividad de campaña… El debate del próximo lunes 26 de septiembre, dicen, perfilará al ganador de las elecciones. Y no será un día de campo.

Política para dummies: La política es la especial sensibilidad que busca entender la realidad para transformarla en ficción.

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