“Intrigas en la Curia Romana”

 

El papa Francisco no ha podido ocultar lo dificultoso que le ha resultado la reforma de la Curia Romana emprendida casi desde el inicio de su pontificado


El papa Francisco no ha podido ocultar lo dificultoso que le ha resultado la reforma de la Curia Romana emprendida casi desde el inicio de su pontificado. En sus propias palabras, así lo dijo: “Con respecto a la reforma me viene a la mente la simpática y significativa expresión de monseñor FrédéricFrançois-Xavier de Mérode: ‘Hacer la reforma en Roma es como limpiar la Esfinge de Egipto con un cepillo de dientes’. Se pone de manifiesto cuánta paciencia, dedicación y delicadeza se necesitan para alcanzar ese objetivo, ya que la Curia es una institución antigua, y compleja”.

Fue durante su discurso de felicitaciones navideñas a sus colaboradores inmediatos, el 21 de diciembre de 2017, cuando el Papa les recordó que “la universalidad del servicio de la Curia proviene y brota de la catolicidad del ministerio petrino. Una Curia encerrada en sí misma traicionaría el objetivo de su existencia y caería en la autorreferencialidad, que la condenaría a la autodestrucción”, para luego señalar que los dicasterios de la Curia Romana deben trabajar “en el nombre y con la autoridad del Sumo Pontífice” y establecer: “La palabra ‘fidelidad’, para todos los que trabajan en la Santa Sede, adquiere un carácter particular, desde el momento que ellos ponen al servicio del Sucesor de Pedro buena parte de sus propias energías”.

El Papa indicó a sus colaboradores que el servicio humilde es el antídoto de los peligros que nacen en el seno de la Curia: “Esto es muy importante si se quiere superar la desequilibrada y degenerada lógica de las intrigas o de los pequeños grupos que en realidad representan –a pesar de sus justificaciones y buenas intenciones– un cáncer que lleva a la autorreferencialidad”.

Luego fue más directo: “Otro peligro es el de los traidores de la confianza o los que se aprovechan de la maternidad de la Iglesia, es decir, de las personas que han sido seleccionadas con cuidado para dar mayor vigor al cuerpo y a la reforma, pero –al no comprender la importancia de sus responsabilidades– se dejan corromper por la ambición o la vanagloria, y cuando son delicadamente apartadas se autodeclaran equivocadamente mártires del sistema, del ‘Papa desinformado’, de la ‘vieja guardia’, en vez de entonar el mea culpa”.

Con todo, el papa Francisco también se refirió a quienes sí sirven a la misión de la Iglesia y no viven para aprovecharse”.