Justicia injusta y despreciable

 

El pasado 20 de abril Erick Javier descubrió la crueldad de que es capaz el ser humano...


Erick Javier Najar Montaño no tiene la culpa de haber nacido con una discapacidad que le ha generado muchas injusticias a lo largo de su vida. Su edad es de 32 años, pero su discapacidad intelectual solamente le permite razonar como un niño de diez. Tampoco de eso tiene la culpa.

El pasado 20 de abril Erick Javier descubrió la crueldad de que es capaz el ser humano cuando de castigar una falta menor se trata. Erick Najar Montaño tuvo la mala fortuna de entrar a una tienda departamental de Soriana, y se dirigió a la zona de frutas y legumbres donde tomó dos manzanas, después se dirigió a los anaqueles de refrescos y tomo uno.

Por la naturaleza de su discapacidad, que también le ha provocado problemas motrices, al no poder cargar los tres productos se le hizo fácil meter en su mochila las manzanas. No logró llegar a las cajas ya que un empleado lo acusó de robar los productos.

Erick Najar Montaño fue sacado por la parte trasera de la tienda para ser remitido al Ministerio Público sin que hubiera cometido delito alguno, pues este se hubiera configurado al pasar por las cajas y no pagar el producto que llevaba en su mochila.

Nunca tuvo intención de hacerlo, guardó las manzanas porque su discapacidad no le permitía maniobrar adecuadamente el refresco, las manzanas y la mochila.

Erick Najar Montaño lleva más de un mes recluido en el Centro Varonil de Rehabilitación Psicosocial porque el Juez  31 Penal, Eligio Cruz Pérez, pese a las evidencias que certifican su discapacidad, no lo ha querido liberar, y hasta ahora nadie sabe el motivo.

Por lo pronto la tienda departamental ha retirado la acusación pero como dicen por ahí: “después del niño ahogado, tapar el pozo”. Resulta deleznable que una tienda departamental realice este tipo de actos contrarios a la justicia, pero lo más grave es que en todo caso estamos ante la figura de lo que penalmente se conoce como “robo famélico”, que aunque no es un excluyente de responsabilidad, si es inimputable.

Los excesos en todo su esplendor, y lo más grave, con una persona que evidentemente presenta una discapacidad. Por desgracia, este es el México que no queremos, y menos una tienda como Soriana. Por lo pronto, conmigo ya pedieron un cliente. Nunca más comprare en Soriana. Al tiempo

 

FF