¿La hora de la justicia?

 

Lo que se ha logrado es positivo, lo que se trata de conseguir es vital


Mientras el mundo se consume en ese espectáculo caníbal que representa la clase política al ir definiendo quién sube, quién baja, quién sale, quién entra y quién fue el culpable; en México sucede algo muy importante en torno a ese referente vacío, inútil y denunciado –junto con la corrupción– como la mayor falla sistémica del país, llamado justicia.

Desde hace muchos años quedó claro que la mordida formaba parte de nuestro ser y supongo que a eso se refiere el Presidente cuando señala que la corrupción en México es una herencia cultural.

Desde hace muchos años también, jefe de Estado tras jefe de Estado y organismo internacional tras organismo internacional, han dicho en voz baja que debemos tener cuidado con la justicia puesto que ya se ha convertido en el gran punto débil del Estado mexicano.

Pero fue hasta los tiempos de Obama y Calderón –con su guerra contra el narcotráfico– cuando realmente estalló en toda su plenitud el gran problema que tenemos con la justicia.

Y es que, permitimos que la justicia se convirtiera en un sistema en el que llevados por unas leyes defectuosamente técnicas pero bien intencionadas, termináramos sin ningún seguimiento en su aplicación y sin ningún elemento correctivo para los abusos.

Así, la justicia en nuestro país, especialmente la penal, se ha ido perfilando como una estadística vergonzosa que nos evidencia ante el mundo.

Actualmente, conforme al Índice de Impunidad Global México 2016, 99 por ciento de los delitos no se castigan en el país. Y si a eso le agregamos todas las irregularidades y los montajes al estilo Genaro García Luna, terminamos con un escenario que está para ponernos a temblar.

Por eso a las 12 de la noche, en la primera hora del 18 de junio, el Presidente de la República ante el Altar a la Patria puso en marcha el Nuevo Sistema de Justicia Penal.

Y honor a quien honor merece, porque hay que reconocer que para hacer algo así hacía falta alguien con una gran formación jurídica, mucho sentido político y poca flexibilidad a la hora de dejarse amedrentar.

En ese sentido, el trabajo que ha hecho María de los Ángeles Fromow, secretaria Técnica del Consejo de Coordinación para la Implementación del Sistema de Justicia Penal, representa un primer gran paso.

Ahora no todo está hecho, porque se ha dado inicio a una tarea que corresponde a todos para que esto no se quede una vez más sólo en buenas intenciones.

Lo que se ha logrado es positivo, lo que se trata de conseguir es vital y hay que saber que si no existe una idea mínima de justicia que funcione, los países simplemente no son posibles.