La agenda diaria…

 

No son previsiones, tampoco presentimientos ni mucho menos adivinanzas; en la agenda del presidente Andrés Manuel López Obrador, hay puntos fundamentales para el buen gobierno y el cumplimiento de las promesas, aunque después desechadas, vueltas a asumir. Al despuntar el día habrá reuniones con lo que consideran el gabinete de seguridad. Después, la abandonada conferencia […]


No son previsiones, tampoco presentimientos ni mucho menos adivinanzas; en la agenda del presidente Andrés Manuel López Obrador, hay puntos fundamentales para el buen gobierno y el cumplimiento de las promesas, aunque después desechadas, vueltas a asumir.

Al despuntar el día habrá reuniones con lo que consideran el gabinete de seguridad. Después, la abandonada conferencia de prensa, con la que marcará —eso busca— la agenda noticiosa y de acción política.

La plática con periodistas de su elección orientará el trabajo de los medios y los criterios de analistas y columnistas. No habrá especulaciones y cuando se detecten el mandatario hará las rectificaciones.

La concentración de información federal y los estados estará a cargo de un gabinete que entregará resúmenes para de allí, el responsable de la información centralizada, no necesariamente situado en Presidencia o en Gobernación, decida qué y en qué forma se entregará a la prensa. No hay certeza de quién será este hermano mayor o Big Brother…

Quedarán fuera de este control el Poder Legislativo y el Poder Judicial, aunque sometidos a las indicaciones que recibirán del ocupante de Palacio Nacional.

Como resultado de estos cónclaves, López Obrador decidirá la relación que guardará con los medios. Para entenderlo, recientemente incluyó entre la prensa a Carmen Aristegui a la que luego perdonó y logró o decidió que le retornaran su espacio en la radio comercial.

A partir de las instrucciones que se emitan en Palacio Nacional, podrá hacerse valoraciones sobre el desempeño de su gobierno. El pulso nacional se fundamentará en asambleas masivas, consultas y mítines a los que se someterán proyectos y planes. Así será el juicio a los expresidentes aunque la Constitución no lo prevea, al igual que el sometimiento de los gobiernos estatales que podrán ser sustituidos por decisión de los senadores.

Como historia: con el artículo 76 de la Constitución se destituyó al gobernador de Durango en 1976 y fue hasta el gobierno de Luis Echeverría que se volvió a aplicar; en enero de 1975 Israel Nogueda Otero, acusado de fraude, fue sustituido por Xavier Olea Muñoz en Guerrero.

Nuevamente en abril el Senado ordenó la sustitución de Otoniel Miranda, líder magisterial, por el senador Raúl Lozano Ramírez. La acusación: violación a garantías individuales.

Una reglamentación al texto constitucional, a cargo de Jesús Reyes Heroles por instrucciones de José López Portillo, impidió que se siguiera aplicando al contentillo. Hoy, podrá revivirse su uso, según el senador Salgado Macedonio.