La campaña de la ira

 

Ahora empieza la verdadera batalla y no será suficiente con sólo insultar


Aunque aún no se ha celebrado la Convención Nacional Demócrata, la candidata oficial de ese partido para la elección presidencial de Estados Unidos, ya es Hillary Clinton.

Todo ese proceso electoral ha sido excepcional, ya que no sólo es la primera vez en la historia de EU que una mujer obtiene la candidatura a la Presidencia en representación del Partido Demócrata, sino que además esas campañas han evidenciado estos tiempos de cambio e incertidumbre en los que vivimos.

Ahora empieza la verdadera batalla y no será suficiente con sólo insultar o poner en palabras vulgares lo peor del pensamiento político de un país. Ya que llegó el momento de hacer el cálculo para saber cuál podría ser el mundo que nos espera con un Donald Trump sentado detrás del escritorio de La Casa Blanca, tomando decisiones como si fuera un pistolero del viejo oeste.

Pero lo más importante no es sólo que la elección se vaya a disputar entre Trump y Clinton, sino que acontecimientos históricos tan relevantes como la primera candidatura presidencial de una mujer por parte de los demócratas, tengan menos importancia que la degradación, las paradojas y el veneno que la inestabilidad política y la crisis económica han derramado en todo el mundo.

Situación que no sólo ha heredado sangre, sudor y lágrimas, sino también furia, desconcierto y ganas de que las cosas no se queden como están.

En ese sentido, es muy probable que en 1939, cuando John Steinbeck escribió Las uvas de la ira, jamás pensó que en realidad esa novela política estaría definiendo el contexto y los contenidos de las campañas para la elección presidencial estadounidense en el año 2016.

Y es que, al final del día esta campaña no sólo es entre los viejos y los nuevos sistemas de comunicación, no es sólo en el valor de las redes sociales y no es sólo para la innegable conquista social que significa que una mujer quiera y pueda ser presidenta de la gran potencia mundial.

Porque sobre todo ésta ha sido la campaña de la ira, de la frustración, del enojo y de todo el odio social que venimos acumulando desde la cadena de acontecimientos que empezó aquel 11 de septiembre de 2001. Y que siguió después con las guerras perdidas y con la crisis económica de 2008 en la que nadie, salvo la clase media, pagó por desencadenar esa desgracia internacional.

La campaña de la ira ha sido y seguramente seguirá siendo –una vez terminado el espectáculo formal de las convenciones republicanas y demócratas– el punto de quiebra de una vida que ya se caracteriza por la furia que ha detonado la corrupción y el cólera que ha generado la impunidad.

Twitter @antonio_navalon

GG